Un insólito hecho ocurrió en Santa Fe. Una mujer que vive al lado de un supermercado, se cansó de la música que ponían todo el día, ingresó al lugar y amenazó a la cajera con romper todo si no bajaban el volumen. Después de la discusión, destrozó decenas de productos y quedó todo registrado en las cámaras de seguridad del lugar.
Cansada, la mujer ingresó al negocio y comenzó a discutir con la empleada. “Bajame la música o te tiro todo a la mierda”, fueron sus primeras palabras en el supermercado. La joven a cargo del comercio respondió: “ahí la bajo”. El mensaje no la dejó conforme y la vecina arremetió: “Ahora bajámela, yo me quiero ir de acá con la música baja”.
“Te juro que te tiro la mitad de las cosas que tenés acá. No me importa que tengas cámaras. Hay denuncias mías hechas, estoy podrida de la música”, le dijo la mujer a la encargada del supermercado, que la ignoraba mientras utilizaba el celular.
La actitud de la empleada enfureció más a la vecina, que subió el tono de su queja: “¿A quién llamas? ¿Al idiota de tu jefe? Tengo un vecino ahí afuera que está mirando y que sabe que estoy podrida del quilombo”.
“Bajame la música porque te mando a la gendarmería. ¿Me escuchaste?”, agregó la mujer. La empleada, impoluta, continuaba ignorándola y la vecina arremetió: “¡Ey flaca, te estoy hablando!, dijo mientras se acercó hacia el mostrador. “Yo ahí la bajo, del todo no la puedo bajar. Ahí está”, respondió la joven tras bajar el volumen de la música.
“¡Bajala! Bajala porque si yo escucho música en mi casa vengo y te rompo la mitad del negocio. Conste que te lo estoy avisando”, respondió la mujer mientras caminaba hacia la salida. Pero un ataque de furia la frenó y luego de gritarle “sos una de cuarta, una mugrienta del or...”, comenzó a arrojar los productos de una góndola.
“¡Te lo dije! ¡Te lo dije!”, gritaba la mujer mientras arrojaba los productos hacia el mostrador. Pocos segundos después se retiró del lugar con vehemencia. Hasta el momento no se dio a conocer el nombre de la mujer y si la situación se elevó a una denuncia judicial.
Este hecho se suma al de una ex empleada, curiosamente de la misma provincia, que destruyó un centenar de botellas de vino luego de que la despidieran de un supermercado.