En lugar de desechar tus esponjas viejas de cocina, puedes darles una nueva vida utilizándolas como relleno para un almohadón.
Este proceso no solo es sencillo, sino también una excelente manera de reducir el desperdicio en tu hogar y aprovechar al máximo los materiales que ya tienes. Aquí te explicamos cómo hacerlo.
Materiales necesarios:
- Esponjas de cocina viejas (limpias y secas)
- Tijeras
- Funda de almohadón o tela para hacer la funda
- Aguja e hilo o máquina de coser (en caso de que desees crear tu propia funda)
Paso 1: Reúne y limpia las esponjas
Antes de empezar, asegúrate de que las esponjas estén completamente limpias y secas. Para desinfectarlas, puedes hervirlas en agua o colocarlas en el microondas durante unos segundos. De esta manera, eliminas cualquier residuo o bacteria que pueda haber quedado en ellas.
Paso 2: Corta las esponjas en trozos pequeños
Una vez que las esponjas estén limpias y secas, utiliza unas tijeras para cortarlas en trozos pequeños. Cuanto más pequeñas sean las piezas, más suave y uniforme será el relleno del almohadón.
Paso 3: Prepara la funda
Si ya tienes una funda de almohadón, simplemente ábrela para poder introducir el relleno. Si no, puedes hacer una funda tú mismo utilizando tela y cosiéndola a la medida que desees. Recuerda dejar una abertura para poder colocar las esponjas.
Paso 4: Rellena el almohadón
Introduce los trozos de esponja dentro de la funda, asegurándote de distribuirlos de manera uniforme. Puedes agregar más o menos relleno, dependiendo de la firmeza que prefieras para tu almohadón.
Paso 5: Cierra la funda
Una vez que hayas rellenado el almohadón a tu gusto, cierra la abertura utilizando aguja e hilo o una máquina de coser. Asegúrate de que esté bien sellada para que el relleno no se salga.