Morderse las uñas es una conducta repetitiva que muchas veces pasa desapercibida. Pero según la psicología, la salud mental y la ciencia, este hábito podría estar diciendo más de lo que parece. Un acto pequeño puede revelar grandes tensiones internas sin resolver.
Podés estar viendo una serie, esperando el colectivo o revisando el celular. Sin darte cuenta, tu dedo va a la boca y empezás a morderte las uñas. Lo hacés en piloto automático, sin pensar. Tal vez alguien te lo señala, o te das cuenta cuando ya es tarde: la uña está dañada, e incluso la piel duele.
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Qué significa morderte las uñas sin darte cuenta, según la psicología
Este gesto, común y muchas veces minimizado, tiene nombre clínico: onicofagia. Según datos de la Clínica Mayo, afecta a cerca del 30% de los adolescentes y al 15% de los adultos, aunque muchas veces no se consulta por vergüenza o porque se lo considera una manía menor.
Sin embargo, morderse las uñas con frecuencia puede causar infecciones, daños en la piel, sangrado y hasta problemas dentales. Pero más allá de lo físico, lo más relevante está en lo emocional: ¿por qué lo hacés sin darte cuenta?
Qué explica la psicología sobre este comportamiento
La psicología analiza la onicofagia como una forma de canalizar ansiedad, frustración o tensión emocional. Según la Asociación Psicológica Argentina, morderse las uñas forma parte de los llamados comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo, una categoría que incluye también tirarse del cabello o rascarse la piel.
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Qué significa morderte las uñas sin darte cuenta, según la psicología
Un estudio de la Universidad de Montreal, publicado en Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, sugiere que estas conductas no solo aparecen por ansiedad, sino también por aburrimiento o insatisfacción. El hábito, entonces, se convierte en una forma de autoregulación emocional inconsciente: el cuerpo busca una salida rápida cuando la mente no logra calmarse.
La psicóloga clínica María Laura Estévez lo explica así: "La onicofagia no es solamente ansiedad acumulada. Muchas veces está relacionada con una necesidad de control, o incluso con perfeccionismo extremo. El acto de morder, en ese sentido, funciona como una descarga que no pasa por la razón."
Qué dice la ciencia sobre sus efectos
Desde el lado de la ciencia, los estudios más recientes señalan que morderse las uñas puede tener consecuencias físicas y neurológicas. Un trabajo publicado por la American Journal of Dermatology indica que este hábito puede alterar la sensibilidad de los dedos a largo plazo, y que en algunos casos se relaciona con trastornos de impulsividad leve.
Un acto pequeño puede revelar grandes tensiones internas sin resolver.
En lo que respecta a la salud, los médicos advierten que la onicofagia crónica puede favorecer la aparición de bacterias como la E. coli o la salmonella, al transferir microorganismos de las manos a la boca. Además, quienes lo hacen frecuentemente también tienden a tener un sistema inmune más expuesto.
No se trata solo de un tic nervioso. Si te mordés las uñas sin darte cuenta, tu cuerpo podría estar buscando expresar algo que tu mente no logra procesar del todo. Escuchar esa señal —y no ignorarla— puede ser el primer paso para comprenderte mejor.