La tradición de abstenerse de carne durante la Semana Santa tiene profundas raíces históricas y religiosas, remontándose al siglo II.
Este período, que precede a la celebración de la Semana Santa, conocido como Cuaresma, está marcado por prácticas de penitencia y purificación entre los fieles católicos.
De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, la Cuaresma abarca aproximadamente 40 días, iniciando el Miércoles de Ceniza y concluyendo el Jueves Santo.
“Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, inútiles, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Es buscar la belleza de una vida más sencilla”, expresó el Papa Francisco, resaltando el significado de la abstinencia durante este período.
Durante los días de vigilia, que incluyen el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma, así como el Viernes Santo, se observa la prohibición de consumir carne entre los católicos.
Esta práctica se asocia con el sacrificio y la penitencia, recordando los 40 días de ayuno de Jesús en el desierto antes de su ministerio público.
El tipo de carne que no se come en Semana Santa
La tradición establece que se evite el consumo de carne roja, como la de res, cerdo, cordero y cabra, durante estos días de reflexión y preparación espiritual.
En cambio, se permite y se fomenta el consumo de pescado y, en algunas comunidades, de mariscos, como una alternativa durante la abstinencia de carne terrestre.
Aunque estas prácticas pueden variar según las regiones y las costumbres locales, la abstención de carne roja es una práctica común durante los viernes de Cuaresma y especialmente en Semana Santa.
La Semana Santa, período de profunda significación espiritual y cultural, se aproxima en el calendario argentino. Este 2024, se espera que la conmemoración, arraigada en tradiciones y reflexiones, inicie con el Domingo de Ramos el 24 de marzo y culmine con el Domingo de Resurrección el 31 de marzo.