Cuando alguien estornuda, es común escuchar a las personas alrededor decir “¡Salud!” como una forma de buenos deseos. Esta costumbre, que está presente en muchas culturas, tiene raíces históricas y supersticiosas que se han mantenido a lo largo del tiempo.
El origen más comúnmente aceptado de la frase “salud” al estornudar se remonta a tiempos antiguos, cuando las personas creían que el estornudo podía ser un mal presagio.
En la Antigua Roma, se pensaba que el estornudo era una señal de que el alma de la persona estaba tratando de salir de su cuerpo, y al decir “salud”, se intentaba proteger al individuo de posibles males o enfermedades que pudieran entrar en su cuerpo en ese momento de vulnerabilidad.
Otra explicación histórica proviene de la época de la Peste Negra en Europa durante el siglo XIV. Dado que el estornudo era uno de los primeros síntomas de la peste, se decía “salud” como un deseo de que la persona afectada no cayera enferma por la peste.
Incluso el Papa Gregorio I en el año 590 d.C. ordenó que se dijera “Dios te bendiga” (en inglés, “God bless you”) tras un estornudo para proteger a la persona de la enfermedad.
El aspecto social
Además de las creencias religiosas y supersticiosas, también hay un aspecto social en la práctica de decir “salud”. En muchas culturas, el estornudo es visto como un pequeño momento de debilidad o vulnerabilidad, y desear salud al estornudar es una manera de mostrar cortesía y preocupación por el bienestar del otro.
Hoy en día, aunque la ciencia ha desmentido la mayoría de estas antiguas creencias, la costumbre persiste como una forma educada de interactuar en situaciones cotidianas.
Decir “salud” después de un estornudo se ha convertido en un gesto socialmente aceptado que refleja cortesía y buenos deseos, más allá de sus orígenes supersticiosos o religiosos.