En Japón, la temporada de cerezos marca el inicio de la primavera; el florecimiento pálido de los árboles es un indicador de un cambio de época aunque este año se produjo un sorprendente adelanto de fechas como consecuencia del calentamiento global.
La temporada de cerezos se adelantó 12 días y este corrimiento de fechas sucede por primera vez en 1.200 años. A partir de documentos históricos de la corte imperial japonesa, se sabe que la última vez que los cerezos retoñaron antes de tiempo fue en 1409.
El efecto es notorio en Kioto, donde tradicionalmente se practica el Hanami, es decir, la observación de los brotes rosas. Originalmente, las flores comienzan a nacer en marzo y la plenitud históricamente se da el 17 de abril aunque este 2021 los ha dejado boquiabiertos porque sucedió el 26 de marzo.
Según el científico climático Micheal Mann, los cerezos han sido utilizados para medir el avance del incremento en las temperaturas del país, particularmente a raíz de la actividad humana global. La prontitud del florecimiento de los cerezos está íntimamente relacionada con la aceleración de la primavera en todo el mundo por lo que se la considera como un termómetro natural del calentamiento global.
La deforestación para construir avenidas y rutas y la urbanización de los campos japoneses han aportado un calentamiento de 1.1 ° C y 2.3 días antes de la floración. En contraste, el calentamiento climático regional representa un 2.2 ° C de calentamiento y 4.7 días antes de la floración, de acuerdo con Science Alert.
A pesar de que los datos sólo responden a una familia de cerezos en específico, la venida precoz de la primavera en Kioto alarma a todo el país.