En el mundo de la nutrición, el debate entre el pan integral y el pan blanco lleva años sobre la mesa, con la creencia común de que el primero es la opción más saludable.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por científicos del Instituto Weizman en Israel, publicado en la revista Cell Metabolism, ha cuestionado esa suposición.
Según los resultados, no hay diferencias clínicamente significativas entre ambos tipos de pan en cuanto a sus efectos sobre la salud humana.
El estudio fue diseñado para analizar cómo el pan blanco y el integral impactan en el microbioma intestinal, es decir, en el conjunto de microorganismos que habitan nuestro intestino, lo que ha ganado cada vez más relevancia en la investigación nutricional.
Para llevar a cabo la investigación, los participantes fueron divididos en dos grupos: uno aumentó el consumo de pan blanco y el otro de pan integral, cada uno durante una semana, con un aporte del 25% de sus calorías diarias proveniente del pan seleccionado. Después de dos semanas sin consumir pan, se invirtió el consumo entre ambos grupos.
A lo largo del estudio, se midieron parámetros claves como niveles de glucosa, colesterol, minerales esenciales, enzimas hepáticas y renales, así como varios indicadores de inflamación y daño tisular.
Además, se analizó la composición de los microbiomas de los participantes. Los resultados no mostraron diferencias significativas en los efectos de los dos tipos de pan en estos parámetros.
El microbioma y las respuestas individuales
Sin embargo, los investigadores observaron que los participantes respondieron de manera diferente al consumo de los distintos tipos de pan.
Mientras que la mitad mostró mejores resultados al consumir pan blanco procesado, la otra mitad lo hizo con el pan integral.
Según Eran Segal, uno de los principales investigadores del estudio, “no hubo diferencias clínicamente significativas en los efectos de estos dos tipos de pan en cualquiera de los parámetros que medimos”.
Este hallazgo sugiere que la respuesta a los alimentos podría depender en gran medida de las características individuales de cada persona, como su microbioma intestinal.
En base a estos datos, los científicos desarrollaron un algoritmo que podría predecir cómo variaría el impacto del tipo de pan en la dieta según cada individuo.