La Voz no está explotando. A diferencia de la edición del año pasado, son pocas (poquísimas) las voces que destacan. Por suerte, el jurado se lleva el programa y con sus ocurrencias, hacen que algunas emisiones sean divertidísimas.
Este martes a la noche, una de las escenas más divertidas fue la que protagonizaron Lali y Soledad, que después de haber luchado por un participante (que se quedó con Soledad), cambiaron de roles. ¿Cómo? Lali fue la que tomó la iniciativa y se sentó en la silla de Soledad.
La cantante de Arequito hizo lo mismo. Una vez que llegó a la silla de Lali, se puso las gafas y la campera. Del otro lado, Lali saludaba a Mau Montaner y a Ricardo, que son los jurados que más lejos le quedan. Después de chusmear lo que tomaba la Sole, Lali imitó la forma en que su compañera pulsa el botón, con revoleo de pelo incluido.
Soledad no se achicó e hizo lo propio pulsando el botón con la cola, movimiento icónico de Lali en la versión anterior de este reality. Este año está menos osada con eso. Esto duró uno minutos, pero hizo explotar el estudio con risas y los televidentes, agradecidos.
Otro de los momentos de la noche fue la pelea en la familia Montaner. Dijimos que no hay muchas voces que se destaquen y cuando aparece una, el jurado está al salto como pirañas de río. Este fue el caso con Jazmín Sparta. La joven cantó de manera preciosa una canción de Abel Pintos y logró conquistar a todo el jurado, pero Mau y Ricky jugaron la carta del bloqueo con su propio padre y este estalló de furia.
“Yo tengo una granja de pollos y ellos eran parte de la herencia. Yo quería que te vinieras conmigo (...) Están desheredados los dos” le contaba Montanera una sorprendida participante (porque al parecer desconocen la opción del bloqueo). Lali tentada no podía creer lo que pasabe entre la familia Montaner.
A la hora de dar su alegato para convencer a la participante de elegir su equipo, Ricky Montaner asumió un rol que le encanta: el de abogado. Con la serenidad de saberse ganador de la elección, el hijo de Montaner fue por el lado de la apuesta. Ellos “gastaron” el único bloqueo contra su padre en ella. Algún valor tenía que tener tal hazaña.
Del otro lado de las sillas, Montaner padre hizo todo para alentar a Jazmín para que elija el equipo de Lali o de la Sole, pero fue en vano, Ricky ganó una vez más y con el almohadón/hijo en mano, se llevó a la participante a su equipo.
Otro momento sublime se vivió con la decisión de Michelle Alifano y el team al que se iba. La joven cantó muy bien, pero solo logró que Ricardo Montaner y Lali giraran sus sillones. Esto desencadenó una batalla que viene de la edición pasada en la que los dos jurados luchaban, emisión tras emisión, con uñas y dientes para quedarse con un participante.
“Ya conozco tus puntos débiles” le dijo Lali a Montaner que decía tenía un as bajo la manga. Una vez más, Ricky Montaner ofició de abogado en el set y mostrándole que tenía para ofrecer cada uno de los jueces para la participante, iba de silla en silla. Como dicen que en la guerra y en el amor, todo vale, Ricardo le pegó a Lali con un doloroso, pero errado argumento: el cuarto lugar. Ricardo Montaner no se cansó de remarcar que en la última edición, Lali quedó cuarta, pero el que perdió fue él. Ezequiel Pedraza, del equipo Montaner fue el que quedó en cuarto lugar con el 13.4% de los votos del público en la Gran Final de La Voz que coronó a Francisco Benitez como el ganador.
Bien, salvando esta chicana errada, la participante disputada para justificar su elección dijo ser un “alma retro”, dichos que golpearon en lo más profundo del ego de Montaner que pidió volver a dar vuelta su sillón. Para “arreglar” lo que dijo, Michele quería explicar que la buena música era la de antes y más la iba embarrando. Soledad le pidió que se callara y eligiera. Michelle siguió a su alma retro y se fue con Ricardo Montaner.