Con el aumento del estrés diario, dormir bien se ha convertido en un desafío para muchas personas.
Practicar mindfulness antes de acostarse es una estrategia efectiva para conciliar un sueño reparador.
Esta técnica no solo ayuda a relajar el cuerpo y la mente, sino que también crea una rutina nocturna que prepara el organismo para el descanso profundo.
Paso 1: Preparar el espacio y crear un ambiente relajante
Antes de comenzar, es fundamental crear un ambiente propicio para la relajación. Apaga luces intensas y reduce el ruido en el entorno.
Según expertos, este paso inicial “se centra en comunicarle al cuerpo que es momento de bajar el ritmo”. Puedes encender una vela aromática o utilizar aceites esenciales de lavanda, que favorecen la calma.
Paso 2: Enfocar la respiración para reducir el estrés
Una vez que el ambiente esté listo, acuéstate en una posición cómoda, cierra los ojos y enfoca tu atención en la respiración. Inhala lenta y profundamente por la nariz, sintiendo cómo el aire llena tu abdomen.
Luego, exhala por la boca de forma pausada. Repite esta secuencia entre cinco y diez veces. Según especialistas en mindfulness, “la respiración controlada reduce la frecuencia cardíaca y ayuda a desactivar el sistema de alerta del cuerpo”. Este ejercicio también permite que los pensamientos se aquieten gradualmente.
Paso 3: Escaneo corporal para soltar tensiones
Este paso final se centra en liberar cualquier tensión que el cuerpo haya acumulado a lo largo del día. Comienza por los dedos de los pies y avanza lentamente hacia la cabeza, prestando atención a cada área del cuerpo.
Imagina que vas soltando el peso en cada exhalación. Si encuentras puntos de tensión, como en los hombros o el cuello, concéntrate en ellos y visualiza cómo se relajan.
La técnica del escaneo corporal “es clave para desconectar y preparar el cuerpo para el descanso”, explican expertos en mindfulness.