La Capilla de Loreto en Santa Fe, Nuevo México, se convirtió en el escenario de uno de los misterios más fascinantes y enigmáticos de la arquitectura moderna. La construcción de una escalera aparentemente imposible, sin planos ni materiales convencionales, dejó perplejos a ingenieros y creyentes durante más de un siglo y medio.
La capilla, fundada en 1872 como anexo al convento católico “Nuestra Señora de la Luz” y ya construida, solo necesitaba una escalera que conectara el primer piso con el coro, pero el arquitecto encargado de la obra, Antonio Mouly, fue asesinado antes de completarla. Sin planos ni indicaciones claras, la escalera parecía un desafío insuperable y ningún arquitecto la pudo hacer porque no había espacio, recuerda Clarín.
Durante años las “Hermanas de Loreto” usaron una escalera de mano. Sin embargo, cansadas de los accidentes, decidieron realizar una novena (un rezo continuado por el lapso de nueve días) al mismísimo San José, el padre de Jesús, quien en vida fue carpintero.
Durante el rezo pidieron que llegara alguna persona que les solucione el inconveniente. Dicho y hecho, el último día, donde las esperanzas eran pocas, llegó un humilde carpintero en burro y cargado con herramientas de carpintería, se presentó en la capilla ofreciendo resolver el problema.
El hombre le pidió a las hermanas solo dos condiciones misteriosas: grandes baldes con agua y que lo dejaran durante tres meses trabajar solo dentro de la iglesia. Sin dudar aceptaron porque creyeron que ese carpintero era respuesta de sus nueve días de rezo.
Al cabo de ese tiempo, las monjas entraron en la capilla y encontraron la escalera terminada, una obra maestra de la arquitectura sin explicación aparente. Para celebrar organizaron una cena, pero el hombre no apareció. Se había marchado de la Iglesia en silencio, sin avisar, y nunca recibió la paga por el trabajo.
Con 33 escalones que dan dos vueltas completas de 360 grados, la escalera desafía las leyes de la física y la lógica convencional. Cientos de ingenieros y arquitectos famosos han ido a verla y no pueden explicar cómo fue construida.
Lo más desconcertante es que la madera utilizada proviene de un raro abeto del Medio Oriente, una especie que no se encuentra en la región. Además, la escalera no tiene clavos ni cola, por lo que los conocedores no pueden definir como la escalera resiste el peso de las personas. Sin embargo, llegaron a una única conclusión: el cuerpo de la escalera posee un punto de equilibrio imposible según las leyes de la física.
La escalera original no tenía baranda, por lo que algunas hermanas se negaban a subir hasta que en 1887 el artesano Phillip August Hesch se la agregó, pero sin tocar nada de la escalera.
Sobre cómo se hizo la escalera hay diferentes teorías: los no creyentes dicen que la escalera vino de Francia, ya fabricada y desmontada. Esta hipótesis sostiene que su estructura interna es una celosía de acero con remaches, parecidos a los de la Torre Eiffel, sobre la que se habría colocado un contrachapado que la hace invisible.
Por otro lado, los creyentes siempre sostuvieron que se trató de un milagro y que el carpintero era San José, padre de Jesús, a quien las hermanas le habían rezado durante nueve días. La Iglesia Católica no tiene ninguna postura respecto al origen.
Hoy en día, la escalera sigue siendo un enigma sin resolver. Hoy la capilla es un museo y la escalera se ha dejado de utilizar debido al deterioro.