Un hombre en Estados Unidos descubrió que alguien vivía en su sótano sin que ella lo supiera, en un caso que recuerda al episodio de 2009 en el que un hombre en Nueva York encontró a una extraña viviendo en su alacena.
Todo comenzó cuandoel dueño de la casa notó pequeños detalles que no cuadraban: alimentos que desaparecían, ruidos extraños por la noche y objetos que cambiaban de lugar. Al principio, pensó que estaba olvidando cosas o que los ruidos provenían del exterior. Sin embargo, la inquietud creció al punto de considerar la posibilidad de una invasión. Finalmente, decidió investigar más a fondo.
El hombre instaló cámaras de seguridad en su hogar, centrando su atención en el sótano, un área que rara vez utilizaba. Lo que descubrió fue aterrador: un desconocido había estado viviendo en su sótano durante semanas, si no meses.
Las cámaras revelaron cómo la persona, que al parecer accedía al sótano a través de una pequeña ventana, salía durante la noche para buscar comida y luego regresaba a su escondite antes de que amaneciera.
El intruso había creado una especie de campamento improvisado en una esquina del sótano, usando mantas viejas y cajas para construir un refugio. La mujer llamó a la policía inmediatamente después de revisar las grabaciones. Al llegar las autoridades, encontraron al hombre aún en el sótano, aparentemente ajeno a que había sido descubierto.
Los informes de la policía
Según la policía, el intruso no tenía antecedentes penales, pero sí parecía estar en situación de calle. La dueña de la casa estaba conmocionada al descubrir que había estado compartiendo su hogar con un extraño sin darse cuenta. “Nunca pensé que algo así podría sucederme. Es una experiencia aterradora”, comentó.
Este caso pone de relieve la importancia de estar atentos a cualquier señal inusual en el hogar y la necesidad de asegurar todas las entradas, incluso las que parecen menos accesibles. Afortunadamente, la situación se resolvió sin mayores incidentes, pero deja una lección sobre la importancia de la seguridad en el hogar y la vigilancia constante.
