La zona de confort es ese espacio que nos hace sentir seguros, estables, reiterar patrones y comportamientos que, sin problema, podemos repetirlos constantemente. Realizar siempre lo mismo, puede provocar que se haga más difícil alcanzar un estado de felicidad.
Estar constantemente en un sitio, no nos permite evolucionar, crecer o desarrollar nuestro potencial. Esto se debe a que lo que nos rodea, es conocido, viejo y por lo tanto, no nos contribuye para aprender nada nuevo.
Existen miles de situaciones que crean una zona de confort: estar en un trabajo donde estás cómodo pero no sos feliz; una relación de pareja, la rutina diaria, tener o dejar hábitos, no animarse a conocer a otras personas, no cumplir proyectos personales, por miedo a no conseguirlos. También, las actitudes y comportamientos, entre otras cosas.
Hay maneras también para abandonar ese sitio que consideramos “seguros”: desde aprender nuevos idiomas, cambiar de trabajo, desarrollar nuevas habilidades, terminar relaciones que consideremos que no funcionan más, viajar, conocer nuevas zonas, vivir en otro país, entre otros.
Siempre es necesario salirse de la zona de confort. A través de esto, se obtiene muchos beneficios. La primera, es que podrás conocer la mejor versión tuya.
En otras palabras, hacer esto te permite cuestionar tu percepción, a conocer quién eres en realidad y de lo que eres capaz. Para lograr esto, hay que enfrentarse a situaciones novedosas que te permitan actuar de maneras originales.
Lo siguiente es que podrás ampliar varios aspectos: físico, social y mental. Salir de la zona segura, te permitirá abrirte a experiencias y realidades nuevas. También a un mundo que puede llenar tu vida de oportunidades, desafíos y de nuevas formas de vivir.
Otro punto es que sentirás más control sobre tu vida y tu felicidad. Siempre que te animes a tomar nuevas decisiones, afrontar los miedos, animarte a buscar tu propio camino, eso contribuirá a que tomes las riendas de tu día a día y encuentres mayor bienestar.
Por último, y el más importante, te dará más ganas de vivir. Salir de la rutina y la monotonía diaria de la vida cotidiana, permitirá encontrar motivos para seguir superándote. También, te permitirá fluir y ver las cosas de manera más interesante.