Los residentes de Nápoles se inquietaron y preocuparon por una situación inesperada en un ritual que se realiza todos los años. Su patrón, San Genaro, en una celebración no licuó su sangre, la cual se conserva en un relicario en la catedral de esa ciudad.
Fue una desilusión para los fieles pero también lo vivieron como un mal augurio y se escuchó decir: “Nos faltaba solo que fallara San Genaro”, en relación al 2020 inusual que hemos vivido a nivel mundial debido a la pandemia de coronavirus. “Nápoles tiene miedo”, suman los medios europeos.
La tradición se basa en que el relicario con la sangre del santo está en estado sólido y cuando el arzobispo o un monseñor lo sacude ante los fieles, cambia a estado líquido. Esto se realiza el sábado previo al primer domingo de mayo, el 19 de septiembre (día patronal) y cada 16 de diciembre.
Pero en este 2020, a pesar de que intentaron una vez en la mañana y otra vez en la tarde, la sangre no se licuó. Ante la desilusión de los fieles, el cardenal Crescenzio Sepe, quien realizó el evento litúrgico, llevó tranquilidad al decir: “Rezad al patrón, no nos abandonará”.
El fenómeno falló anteriormente el 16 de diciembre de 1835 y, en ese momento, también creció el miedo a que cayeran desgracias sobre el pueblo.. Al otro año, Nápoles vivió la epidemia de cólera.
El abad de la Capilla de San Genaro, Vincenzo De Gregorio, comentó ante los presentes que de las tres fechas en que se suele licuar la sangre, en diciembre es cuando con más frecuencia no se produce el milagro: “El 16 de diciembre normalmente es así, no se licúa al momento. Incluso, con retraso, se puede licuar en la jornada siguiente. Hace 2 años se produjo a las 17 de la tarde. Por lo tanto, no sabemos lo que sucederá. En este momento, como podéis ver, está absolutamente sólido, no da ninguna señal, no hay ni una gota que se pueda ver que baje. Se ve clarísimo. Esperemos con confianza el signo”.