Si sos un amante de los lugares con historia y belleza natural, el Cono de Arita en la provincia de Salta debería estar en tu lista de destinos obligados.
Ubicado en el Salar de Arizaro, uno de los salar más grandes de Sudamérica, esta formación geológica de 200 metros de altura te dejará sin palabras.
Un fenómeno natural único
El Cono de Arita no es solo una montaña más; es un monumento natural que fascina tanto a geólogos como a turistas de todo el mundo.
Su forma cónica perfecta, rodeada de sal y rocas volcánicas, la convierte en una de las formaciones más asombrosas del planeta.
Este cono se formó gracias a un proceso volcánico, aunque nunca llegó a erupcionar. Debido a esto, carece de cráter y nunca expulsó lava, lo que lo hace aún más misterioso.
Misterios ancestrales y un viaje al pasado
Además de su impresionante belleza natural, el Cono de Arita tiene una carga espiritual profunda.
Se cree que en tiempos preincaicos, los pueblos originarios utilizaban este lugar como centro ceremonial para rendir homenaje a la Pachamama. Es por esto que, al visitar este rincón de la puna salteña, se respira un aire de misticismo que invita a la reflexión.
¿Cómo llegar al Cono de Arita?
El viaje al Cono de Arita es todo un desafío, pero sin duda, vale la pena. Desde Salta capital, la Ruta Nacional 51 te llevará a la localidad de Tolar Grande, a unos 600 kilómetros de distancia (aproximadamente 12 horas de trayecto).
Desde allí, tendrás que continuar 70 kilómetros más en un camino de ripio que te llevará directo al salar. El acceso solo es posible en vehículos 4x4 debido a las difíciles condiciones del terreno.
Durante el viaje, podrás disfrutar de un paisaje deslumbrante y, tal vez, cruzarte con trabajadores mineros que explotan las riquezas minerales de la zona, como el litio y el cobre.
Mejor época para visitarlo
El clima en esta región es extremo, por lo que elegir el momento adecuado para tu visita es fundamental.
Si bien el Cono de Arita recibe turistas durante todo el año, lo más recomendable es evitar el verano (de diciembre a marzo), cuando las lluvias pueden inundar los caminos y hacer el acceso más complicado.
En invierno (junio a agosto), las temperaturas pueden bajar hasta los 2°C y los caminos se vuelven peligrosos por el hielo.
Por el contrario, la primavera (de septiembre a noviembre) y el otoño (de marzo a junio) son las mejores estaciones para visitarlo, con temperaturas más agradables, rondando los 22°C a 25°C.
Eso sí, no olvides llevar protector solar, gorra y lentes para protegerte de la fuerte resolana del sol, que se refleja en la sal del salar.