Tanto para los novatos como para los que llevan un tiempo prolongado usándolos, los juguetes sexuales requieren cuidados particulares, dependiendo del material con que están hechos, tiempo de uso, si llevan baterías o si son sumergibles. Las personas que adquieren un juguete sexual por primera vez pueden cometer algunas imprudencias en este sentido, pero sobre todo, creer que ese será el único y definitivo: en la mayoría de los casos, la persona comienza a interesarse en otro tipo de artículos, ya sea porque el primero que compró no cumplía con todas sus expectativas o porque despertó la curiosidad de probar otros diferentes. También puede ocurrir que con el uso el artefacto se deteriore y sea necesario comprar uno nuevo. Sea cual sea el caso, el periodo entre la primera compra y la renovación debe ser tomado en serio en cuanto a los cuidados del material con que está hecho.
“Hay algunos dildos o vibradores que si bien son más económicos su material es más poroso, están hechos de jelly (gelatina), lo cual hace difícil su limpieza y son más propensos a que se deterioren”, advierte la sexóloga clínica Carla Galiano.
En este sentido, destacó que es importante utilizar los juguetes con el fin que fueron diseñados, de lo contrario se pueden romper o, en el peor de los casos, generar lesiones físicas a la persona que los usa.
Otra cuestión a tener en cuenta es “no compartir”. Los complementos eróticos son de uso íntimo, obviamente que si se utilizan con otra persona se puede usar un preservativo. Esto es fundamental para evitar contagios.
Aquellos que llevan pilas o baterías deben ser guardados sin estas, ya que pueden oxidarse y averiar los circuitos. Lo mismo si son recargables: utilizar el cargador correspondiente porque, aunque parezca que otro cargador “funciona” algunos micro contactos pueden no conectar y esto -a la larga, igual que con los celulares- termina averiando las baterías.
¿Con qué limpiarlos?
Todo depende de con qué están hechos. La mayoría pueden lavarse con agua tibia y jabón neutro (jabón blanco o de glicerina) sin perfumes ni químicos y con un pH 5.5, similar al de la piel. Es el caso de los juguetes íntimos de silicona de grado médico, que gracias a su material hipoalergénico son los más recomendados por los expertos en salud sexual.
Pero si por algún motivo, la persona prefiere limpiarlos con productos específicos, existen sprays y jabones líquidos que se pueden conseguir en los mismos locales donde se adquirió el juguete sexual. También se puede consultar con los vendedores, ya que -en su mayoría- están capacitados para asesorar al cliente, no solo en cuanto al uso sino también en los cuidados.
Lo importante es adquirir un producto que sea hipoalergénico, que no contenga alcohol ni agentes químicos que puedan producir irritaciones de la zona íntima.
Saber de qué están hechos
Al igual que cuando vamos a tener sexo con una persona, en general es recomendable conocerse un poco antes de llegar a esa instancia. Del mismo modo, conocer el juguete, de qué material está hecho, cuál es su durabilidad, función y cuáles son los límites de uso sería la mejor forma de cuidarlo.
Antes de limpiar tus juguetes eróticos, es importante leer las instrucciones, que vienen en la caja del producto o en el manual de uso. En caso de haber perdido esas indicaciones, se pueden buscar en internet, de acuerdo a la marca de fábrica.
Si el producto no viene con este tipo de instrucciones, bien se puede suponer que no está fabricado con los mejores materiales o no fue expuesto a estrictos controles de calidad, por lo que es preferible no comprarlo o -si ya lo adquiriste- cambiarlo por otro que venga con especificaciones.
Los de materiales flexibles
-Juguetes de silicona: lo ideal es lavarlos con jabón neutro o un limpiador específico como los que te hemos recomendado más arriba. Estos juguetes acostumbran a ser resistentes a las altas temperaturas y la humedad, por lo que podemos esterilizarlos con agua hirviendo. Eso sí, siempre y cuando no dispongan de compartimentos internos para pilas u otros mecanismos que podrían estropearse.
-Juguetes de látex y gelatina: Hay que lavarlos con agua y jabón neutro o con un limpiador específico. Evita usar agua hirviendo, ya que no son compatibles y podrían dejar de funcionar.
-Juguetes que se pueden penetrar: en el caso de los juguetes sexuales como las vaginas, además de lavarlos con agua tibia, jabón neutro o un limpiador específico, muchos fabricantes recomiendan utilizar unos polvos renovadores para potenciar su higiene y durabilidad. Aplícalos cuando el juguete esté totalmente seco.
Los de materiales rígidos
-Juguetes de plástico y acrílicos: Se utiliza agua tibia y jabón neutro o un limpiador de juguetes.
-Juguetes de cristal y de acabado metálico: Se utiliza agua templada, jabón neutro o un limpiador de juguetes. Además, se pueden desinfectar hirviéndolos en agua durante unos segundos.
Frecuencia de higiene
Siempre hay que limpiarlos antes y después de usarlos, ya que la limpieza previa ayuda a eliminar todas las bacterias que se hayan podido depositar durante el tiempo que no se ha utilizado. Y por supuesto después, para garantizar que no queden restos de fluidos, bacterias y otros agentes contaminantes.
Resistente al agua vs. sumergible
Un error muy frecuente es confundir la etiqueta “sumergible” con “resistente al agua”. Que se puedan mojar no significa que puedas sumergirlos. Antes de nada, asegúrate de que tu juguete lo permite y en ningún caso conviene ponerlos en lavarropas o lavavajillas, ya que nada garantiza que luego sigan funcionando.
Lubricantes, ¿sí o no?
Al usarlos hay que asegurarse que los lubricantes son compatibles con los materiales con que está fabricado el sextoy. En general se recomiendan los de base acuosa en lugar de los que son hechos de aceites o siliconas, ya que podrían dañarlos.
Dónde guardarlos
Algunos fabricantes incluyen sus propias bolsitas de almacenaje. En caso de no tener una que venga con el producto de fábrica, se recomienda una bolsa de satén, una caja o recipiente cuyas condiciones higiénicas sean óptimas. Además hay que guardar cada parte por separado y asegurándose de que no entren en contacto. No se recomienda utilizar la caja original del producto, ya que no tiene por qué reunir las condiciones higiénicas adecuadas para su mantenimiento. Por último, tener en cuenta que el lugar elegido sea fresco y seco, alejado de la luz y de cualquier fuente de calor.