Que el dinero no compra la felicidad es un tema del que siempre se debate. Un gran porcentaje de personas considera que la abundancia económica permite más libertad, más tiempo libre y esto provoca un mayor bienestar individual.
No obstante, no siempre se respeta este patrón y es por eso que economistas y psicólogos han buscado cual es el vínculo emocional entre tener mucho dinero y la vida cotidiana.
Una investigación realizada por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, liderada por el profesor Michael Norton y el investigador Grant Donnelly, analizó qué aspectos están detrás de la felicidad de las personas más ricas del planeta.
La investigación titulada “La cantidad y el origen de la riqueza de los millonarios predice (moderadamente) su felicidad”, se basó en entrevistas a más de cuatro mil millonarios con el objetivo de comprender mejor cómo la abundancia de billetes impacta en la felicidad.
“Las muestras de más de 4.000 magnates revelan dos hallazgos principales: primero, solo en los niveles altos de riqueza (entre 8 y 10 millones de dólares) los adinerados son más felices que los millonarios con menos fortuna, aunque estas diferencias son modestas en magnitud. En segundo lugar, teniendo en cuenta la riqueza total, los millonarios que han ganado su fortuna son moderadamente más felices que aquellos que la heredaron”, afirman los investigadores.
Por otro lado, la conclusión fundamental de la investigación arrojó que “entre los millonarios, es probable que la riqueza se traduzca en una mayor felicidad solo en niveles muy altos de riqueza, y cuando esa fortuna se ganó en lugar de heredarse”.
En que se basaron las entrevistas de Harvard
Los entrevistados tuvieron que responder consultas sobre su bienestar respecto a su vida en general y sobre su patrimonio neto, calculado como el valor total de sus ahorros, inversiones y activos, menos cualquier deuda.
Se utilizó una escala de 7 puntos para evaluar la satisfacción general con su estilo de vida, en la que 1 equivalía a “totalmente de acuerdo” y 7 a “totalmente en desacuerdo”. Los encuestados también indicaron la fuente de su riqueza, lo que permitió calcular el porcentaje de riqueza ganada frente a la no ganada.
Los millonarios fueron incluidos en grupos diferenciados según el origen de su patrimonio. En el primero la fuente principal de su riqueza fue el mérito propio (fortuna a través de inversiones, ganancias comerciales, salarios y bonos). Otro de los grupos se conformó por quienes consiguieron su dinero por herencia o generada por terceros.
“Aunque el aumento de la riqueza se asoció con una mayor felicidad para ambos grupos, aquellos que ganaron su riqueza reportaron una felicidad significativamente mayor que aquellos que principalmente la heredaron o ´se casaron´ con ella.”, afirmaron los autores del estudio.
La investigación también encontró que, en todos los niveles de riqueza, los millonarios consideraron que para ser 100% felices necesitarían aumentar su fortuna a pasos agigantados y no de a poco.
“Lo que parece estar sucediendo es que incluso un aumento marginal en la riqueza puede aumentar la felicidad. Pero predicen que necesitarían mucho más”, dijo Grant Donnelly a la revista Money, poco después de la publicación del estudio.