Todos las mañanas como de costumbre, Esther Jiménez, de 34 años, se levanta y pulsa grabar en su celular. Un mensaje, que asegura graba desde el corazón, para los cerca de 70.000 seguidores de su cuenta de Instagram.
“Espero que en esta mañana te encuentres bien ya que hoy (puedes) respirar, mirar, escuchar- debes de darle las gracias a Dios, por este día, todos los días como yo, Esther Jiménez, hago”, dice.
Desde un campo en la ciudad de Bonao al noroeste de Santo Domingo, Republica Domicana, esta madre soltera de cuatro niños asegura que no ha dejado que el vil ataque con “acido del diablo” que le cambió la vida la defina ni detenga.
Cerca de una década ha transcurrido del ataque con líquido corrosivo que le produjo quemaduras de tercer grado en su cuerpo, principalmente en su cara, cuello, brazos y piernas. Su nariz tuvo que ser reconstruida, nos dice.
“Me vi a un hilo de la muerte”, relata Jiménez. Era la última semana de septiembre del 2011 cuando su vida dio un giro inesperado. Jiménez tenía 25 años.
“Un día llegó un muchacho y se quedó mirando una cadena que yo tengo, yo era la cajera”. Cuenta que llevaba siete meses trabajando en una cafetería.
Según relata Jiménez, el desconocido, solo le dijo “Toma que ahí te mandaron” y vaso en mano le lanzó el líquido mortal a la cara.
El dolor dice era insoportable, “donde quiera que me ponía las manos me quemaba”.
Desde el 2011 hasta la fecha , Esther ha sido sometida a 27 cirugías, incluyendo la extracción de su ojo izquierdo para que no perdiera su visión totalmente.
“Es algo que en realidad que yo ni siquiera se lo deseo al que me tiró eso”, relata.
El Procurador Fiscal de la provincia Monseñor Nouel, Joel Antonio López, informó a CNN que reabrirá el caso que había caído en un limbo.
Esther aunque quiere justicia asegura nada le devolverá todo lo que ha perdido.
“Si lo entran preso ahorita salen y para ellos ya pagaron, eso no es justicia para una persona que le hacen un daño tan grande como me hicieron a mí”, afirmó Esther.
A sus 34 años dice que aunque no ha logrado superar lo vivido, hoy en día ha encontrado una red de apoyo y para su sorpresa, se ha convertido en inspiración para los miles que le siguen.
“Ha sido una bendición para mí, a pesar de yo ser una bendición para ellos, ellos lo han sido para mí”, reveló Esther. Ahora da y recibe consejos de esperanza a través de Instagram, su plataforma favorita.
Esther Jiménez es, sin dudas, fuente de inspiración para las miles de personas que la siguen en las redes sociales, su plan inmediato: comenzar a crear su canal de YouTube y seguir dando apoyo, empoderar y guiar a quien como ella les han intentado mutilar la esperanza