Tanaru era un famoso nativo que vivía en el estado brasileño de Rondonia, cerca de la frontera con Bolivia, y que durante casi tres décadas evitó todo tipo de contacto con civilizaciones externas.
Conocido también como el “indígena del hoyo”, era el último representante vivo de una comunidad cuya etnia se desconocía. Su nombre se debía a que la mayor parte del tiempo se escondía de extraños y empleaba hoyos en el suelo que él mismo hacía, para ocultarse.
La novedad que se conoció recientemente es que Tanaru fue hallado sin vida por la Fundación Nacional del Indígena (FUNAI). Dicha agencia informó que el reconocido nativo murió por causas naturales.
FUNAI agregó que el “indígena del hoyo” fue encontrado sin vida en su hamaca durante una ronda de monitoreo y vigilancia, y que no habían encontrado “rastros de la presencia de personas en el sitio, ni se vieron marcas en el bosque a lo largo del camino”.
Además, señalaron, no había signos de violencia o peleas, ya que los utensilios que utilizaba normalmente estaban en su sitio habitual.
Según lo detalló la BBC, su cuerpo estaba en estado de descomposición y adornado con plumas de colores brillantes, por lo que se creen que se había preparado para su muerte.
Se desconoce su edad exacta, pero se estima que podía tener alrededor de 60 años.
Durante décadas, en las que su territorio fue atacado y en las que mataron a sus amigos y familiares, él se resistió a cualquier intento de contacto por parte de personas ajenas a su mundo, y puso trampas y atacó con flechas a quien fuera que se le aproximase.