“Jesús tuvo compasión de mucha gente, vio mucha gente, como ovejas que no tenían pastor”, señala en el Evangelio de hoy. “Jesús se conmovió: comenzó a enseñarles la doctrina, las cosas de Dios y la gente le prestaba atención, lo escuchaba muy bien porque el Señor hablaba bien, hablaba al corazón»”, reflexionó el Papa Francisco en la Homilía Que el Señor cambie el corazón de los crueles, jueves 8 de enero de 2015.
“En estos días, la palabra clave en la liturgia y en la Iglesia es “manifestación”: el Hijo de Dios se manifestó en la fiesta de la Epifanía a los gentiles; en el Bautismo, cuando desciende sobre Él el Espíritu Santo; en las bodas de Caná, cuando hace el milagro del agua que se convierte en vino”.
Precisamente «estos son los tres signos —explicó— que la liturgia presenta en estos días para hablarnos de la manifestación de Dios: Dios se da a conocer». Pero «la pregunta es esta: ¿cómo podemos conocer a Dios?». Y así —afirmó el Papa Francisco refiriéndose a la primera lectura del día (1 Juan 4, 7-10)— nos encontramos inmediatamente ante «el tema que toma el apóstol Juan en la primera Carta: el conocimiento de Dios». Por lo tanto, «¿qué es conocer a Dios? ¿Cómo se puede conocer a Dios?».
En su carta «Juan dice claramente quién es Dios: Dios es amor». Por eso «sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios». Cierto, añadió el Papa Francisco, «amor razonable, acompañado por la razón, pero amor». Tal vez, en este punto, nos podríamos preguntar: «¿pero cómo puedo amar lo que no conozco?». La respuesta es clara: «Ama a los que tienes cerca». Precisamente «esta es la doctrina de dos mandamientos: el más importante es amar a Dios, porque Él es amor». El segundo, en cambio, «es amar al prójimo, pero, para llegar al primero, debemos subir por los escalones del segundo».
Relata san Marcos en su Evangelio, Jesús, al darse cuenta de que cinco mil personas ni siquiera habían comido, pidió a los discípulos que se ocupasen de ello. Así, pues, es Cristo quien «va, el primero, al encuentro de la gente». Por su parte, tal vez, «los discípulos se pusieron un poco nerviosos, sintieron fastidio y su respuesta es fuerte: ¿tenemos que ir a comprar 200 denarios de pan y darles de comer?».
“Así, «para conocer a este Dios que es amor debemos subir por la escalera del amor al prójimo, de las obras de caridad, de las obras de misericordia que el Señor nos enseñó»”, concluyó el Papa Francisco en la Homilía Que el Señor cambie el corazón de los crueles, jueves 8 de enero de 2015.
La Palabra de Dios ofrece mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión. El Evangelio ocupa un lugar central en la misa y permite que Cristo continúe su obra de salvación.
“Cuando rezamos, Dios abre nuestros ojos, renueva y cambia nuestro corazón, cura nuestras heridas”. Aquí compartimos los textos del martes 7 de enero de 2025.
Lectura de la primera carta del San Juan
1 Juan 4, 7-10
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.
Lectura del Evangelio según San Marcos
Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: “Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer”. Él les replicó: “Denles ustedes de comer”. Ellos le dijeron: “¿Acaso vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?” Él les preguntó: “¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver”. Cuando lo averiguaron, le dijeron: “Cinco panes y dos pescados”.
Entonces ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados.
Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres.
Es Palabra de Dios. Gloria a ti, Señor Jesús.