Los escribas querían poner en dificultad a Jesús y por ello le preguntan por qué sus discípulos no ayunan, tendiéndole una trampa y Jesús responde hablando de la fiesta y la novedad.. El Evangelio de hoy, “nos habla de la novedad, que el Evangelio es fiesta, es alegría, es libertad”, comentó el Papa Francisco en la Homilía, en Santa Marta, viernes 5 de septiembre de 2014.
«El pueblo —afirmó el Papa— tenía la ley que le había dado Moisés. Y también costumbres y pequeñas leyes que habían codificado los doctores, los teólogos. Por eso la Ley los custodiaba, pero como prisioneros. Y ellos estaban a la espera de la libertad, de la libertad definitiva que Dios daría a su pueblo con su Hijo”.
“San Pablo, hablando de ellos, dice que antes de llegar Jesús, todos estábamos confinados como prisioneros bajo la ley. Una ley que no era mala: pero los mantuvo prisioneros. Y la fe se ha revelado, en Jesús. El pueblo tenía la ley que le había dado Moisés; y después tantas de estas costumbres y pequeñas leyes que habían codificado los doctores”.
Sí! Jesús ha dicho: ‘Yo no vengo a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud. Y la plenitud de la ley, por ejemplo, son las Bienaventuranzas, la ley del amor, el amor total, tal como Jesús nos demostró con su amor. Y cuando Jesús reprende a estas personas, estos doctores de la ley, les llama al órden por no haber mantenido las personas con la Ley, sino de hacerlo esclavo de pequeñas leyes, de muchas pequeñas cosas que deben hacer”.
“Que el Señor nos dé la gracia de no permanecer prisioneros, nos dé la gracia de la alegría y de la libertad que nos trae la novedad del Evangelio”, concluyó el Papa Francisco en la Homilía, en Santa Marta, viernes 5 de septiembre de 2014.
La Palabra de Dios nos brinda mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión. ”Cuando oramos, Dios abre nuestros ojos, renueva y transforma nuestro corazón, y sana nuestras heridas”. A continuación, compartimos los textos correspondientes al lunes 20 de enero de 2025.
Lectura de la carta a los Hebreos
Hebreos 5,1-10
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado por Dios sumo sacerdote, como Melquisedec.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan
Marcos 2,18-22
En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?”
Jesús les contestó: “¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunarán.
Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos”.
Es Palabra de Dios. Gloria a ti, Señor Jesús.