En el Evangelio de hoy nos cuenta que “Los doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos, invocando un signo extraordinario. Y propuso algunas respuestas: la primera es que «estaban cerrados. Estaban cerrados en su sistema, tenían perfectamente acomodada la ley, una obra maestra. (…) Estaba todo ordenado”, dijo el Papa Francisco en la Homilía Santa Marta, 13 de octubre del 2014.
“Habían olvidado que Dios es el Dios de las sorpresas, Dios es siempre nuevo (…) Y ellos no entendían y se cerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad; y pedían» a Jesús que les diera «una señal», continuando sin entender «los numerosos signos que hacía Jesús» y permaneciendo en una actitud de total «cerrazón». La segunda, «habían olvidado que eran un pueblo en camino. Y cuando uno está en camino, se encuentra siempre cosas nuevas, cosas que no conoce”.
“Y, en definitiva, concluyó, «¿creo en Jesucristo y en lo que hizo», es decir «que murió, resucitó... creo que el camino siga adelante hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de entender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos?»”, concluyó el Papa Francisco.
La Palabra de Dios ofrece mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión espiritual. El Evangelio ocupa un lugar central en la misa y permite que Cristo continúe su obra de salvación.
“Cuando rezamos, Dios abre nuestros ojos, renueva y cambia nuestro corazón, cura nuestras heridas”. Aquí los textos del lunes 14 de octubre de 2024 según lo dispuesto por el Vaticano.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
Gal 4, 22-24. 26-27. 31–5, 1
Hermanos: Dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la mujer que era esclava y el otro de la que era libre. El hijo de la esclava fue engendrado según las leyes naturales; el de la libre, en cambio, en virtud de la promesa de Dios.
Esto tiene un sentido simbólico. En efecto, las dos mujeres representan las dos alianzas: Agar representa la del monte Sinaí, que engendra esclavos y es figura de la Jerusalén de aquí abajo. Por el contrario, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre. A este respecto dice la Escritura: Regocíjate tú, la estéril, la que no das a luz; rompe a cantar de júbilo, tú, la que no has sentido los dolores del parto; porque la mujer abandonada tendrá más hijos que aquella que tiene marido.
Así pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
Lectura del Evangelio según San Lucas
Lc 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás’'.
Es Palabra de Dios.