El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús liberando a una persona poseída por un “espíritu maligno” comentó el Papa Francisco. En el Ángelus, del domingo 28 de enero de 2024, el Pontífice subraya que a la persona el “espíritu maligno” la destrozaba y la hacía gritar sin cesar.
Esto es lo que hace el demonio: quiere poseer para “encadenar nuestras almas”. Encadenar nuestras almas: esto es lo que quiere el diablo. Y debemos cuidarnos de las “cadenas” que sofocan nuestra libertad. Porque el diablo te quita la libertad, siempre. Intentemos, pues, poner nombre a algunas de estas cadenas que pueden apresar nuestro corazón.
Pienso en las adicciones, que nos hacen esclavos, siempre insatisfechos, y devoran energía, bienes y afectos; pienso en las modas dominantes, que nos empujan al perfeccionismo imposible, al consumismo y al hedonismo, que mercantilizan a las personas y desvirtúan sus relaciones.
Y otras cadenas: están las tentaciones y los condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; otra cadena: el miedo, que hace mirar al futuro con pesimismo, y la intolerancia, que siempre echa la culpa a los demás; y luego hay una cadena muy fea: la idolatría del poder, que genera conflictos y recurre a las armas que matan o se sirve de la injusticia económica y de la manipulación del pensamiento. Hay tantas cadenas en nuestras vidas. Y Jesús vino a liberarnos de todas estas cadenas. (…)
“Preguntémonos entonces: ¿quiero realmente liberarme de esas cadenas que aprisionan mi corazón? ¿Sé decir que “no” a las tentaciones del mal, antes de que se apoderen de mi alma?... ¿Invoco a Jesús, le permito que actúe en mí, que me sane por dentro?”, reflexionó el Papa Francisco en el Ángelus, del domingo 28 de enero de 2024, en la Plaza San Pedro.
La Palabra de Dios nos brinda mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión. El Evangelio ocupa un lugar central en la misa, permitiendo que Cristo continúe su obra de salvación.
”Cuando oramos, Dios abre nuestros ojos, renueva y transforma nuestro corazón, y sana nuestras heridas”. A continuación, compartimos los textos correspondientes al martes 14 de enero de 2025.
Lectura de la carta a los Hebreos
Hebreos 2, 5-12
Hermanos: Dios no ha sometido a los ángeles el nuevo orden de la salvación, del cual estamos hablando. Un salmo lo atestigua solemnemente diciendo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. Todo lo sometiste bajo sus pies.
Al decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna excepción. Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda en bien de todos.
En efecto, el creador y Señor de todas las cosas, quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres, cuando dice: Hablaré de ti a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré.
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!”. El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él.
Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Es Palabra de Dios. Gloria a ti, Señor Jesús.