Evangelio de hoy, 11 de octubre: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”

La Palabra de Dios ofrece mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión espiritual. A continuación, te presentamos la Liturgia correspondiente al viernes 11 de octubre, según el Vaticano.

Evangelio de hoy, 11 de octubre: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”
Detalle del vitral La Ascensión de Cristo creado por F. Zettler (1878-1911) en la iglesia alemana en Estocolmo, Suecia.

En el Evangelio de hoy nos cuenta que “Somos cristianos, católicos, vamos a misa, rezamos... Todo parece en orden. Sí, tenemos nuestros defectos, nuestros pecados, pero todo parece en orden. Y actúa “cortés”: anda busca un buen grupo, llama a la puerta - “¿Permiso? ¿Puedo entrar? - suena el timbre. Y estos demonios educados son peores que los primeros, porque no te das cuenta y los tienes en casa”, dijo el Papa Francisco en la Homilía Santa Marta, 12 de octubre de 2018.

“Y este es el espíritu mundano, el espíritu del mundo. El diablo o destruye directamente con vicios, con guerras, con injusticias directamente o destruye educadamente, diplomáticamente de esta manera que Jesús dice: No hacen ruido, hacen amigos, te persuaden: “No, ve, así es”. No hago mucho, no, pero... hasta ahora está bien” - y te llevan por el camino de la mediocridad, te hacen un “tibio” en el camino de la mundanidad”, concluyó el Papa Francisco.

La Palabra de Dios ofrece mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión espiritual. El Evangelio ocupa un lugar central en la misa y permite que Cristo continúe su obra de salvación.

Cuando rezamos, Dios abre nuestros ojos, renueva y cambia nuestro corazón, cura nuestras heridas”. Aquí los textos del viernes 11 de octubre de 2024 según lo dispuesto por el Vaticano.

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Gálatas

Gal 3, 7-14

Hermanos: Entiendan que los hijos de Abraham son aquellos que viven según la fe. La Escritura, conociendo de antemano que Dios justificaría a los paganos por la fe, le adelantó a Abraham esta buena noticia: Por ti serán bendecidas todas las naciones. Por consiguiente, los que viven según la fe serán bendecidos, junto con Abraham que le creyó a Dios.

En cambio, sobre los partidarios de la observancia de la ley pesa una maldición, pues dice la Escritura: Maldito aquel que no cumpla fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley. Y es evidente que la ley no justifica a nadie ante Dios, porque el justo vivirá por la fe. Y ciertamente la ley no se basa en la fe, porque, como dice la Escritura: Sólo vivirá quien cumpla los preceptos de la ley.

Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido.

"Después de catorce años volví de nuevo a Jerusalén con Bernabé y también con Tito", escribió Pablo a los Gálatas.
"Después de catorce años volví de nuevo a Jerusalén con Bernabé y también con Tito", escribió Pablo a los Gálatas.

Lectura del Evangelio según San Lucas

Lc 11, 15-26

En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.

Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: ‘’Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”.

Es Palabra de Dios.

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