“El niño que llora” es una reproducción impresa en serie de un cuadro del pintor italiano Giovanni Bragolin, o Bruno Amadio (su nombre real), que fue muy vendida en los años ‘50, por lo que no es difícil encontrarla en las casas de los abuelos, o haber crecido viendo su estampa, pero la historia detrás de ella dista de ser bonita.
El actor Gonzalo Heredia, autor de “Construcción de la Mentira”, sacó a flote el tema luego de un tuit en el que sumó la imagen del cuadro, y le preguntó a sus seguidores si se trataba de un cuadro conocido por todos. “Crecimos viendo este cuadro colgado en la casa de alguien”, señaló.
La publicación alcanzó más de mil interacciones, y rápidamente algunos le contestaron con la historia trágica detrás de la obra, que incluye niños huérfanos y un incendio que devoró todo, menos el cuadro.
¿Qué pasó con “El niño que llora”?
La historia se remonta al año 1911, cuando nació Bruno Amadio, un artista italiano conocido bajo el seudónimo de Giovanni Bragolin. El pintor, y veterano de la Segunda Guerra Mundial, se inspiró en el sufrimiento de los niños que veía en las aldeas por las que pasaba siendo soldado y creo las pinturas llamadas “Los Niños Llorones”.
Pero no tardó en adoptar el apodo de pintor maldito, ya que al no obtener la fama que esperaba se dice que pactó con el demonio para alcanzar celebridad, pero esta no llegó de la forma en la que esperaba.
La primera tragedia ligada a una de sus pinturas ocurrió en la década de los ‘80, y fue informada por el diario The Sun, en el Reino Unido.
El 4 de septiembre de 1985 los bomberos de Yorkshire afirmaban que en las casas donde había alguna pintura de la serie “Los niños llorones”, las copias se encontraban intactas, pero todo a su alrededor ardía, y afirmaban que a ellos no se les permitía poseer una copia de esas pinturas. Para finales de ese mismo año, el mismo periódico organizó quemas masivas de los cuadros enviados por sus lectores.
La serie alcanza las 27 pinturas, y una de ellas, “El niño que llora”, fue la más encontrada en las casas, y se dice que esa misma fue la que regaló Bragolin a un orfanato en el que también ocurrió un incendio terrible que terminó con la vida de sus habitantes.
No obstante, fue esa misma pintura la que se comercializó en distintos países, y hay historias tanto en Argentina como en Chile sobre la supuesta mala suerte que recae sobre las casas en las que se encuentra.