Su nombre es Joshua Burns, pero por internet es conocido como el joven dragón. Oriundo de Vancouver, Canadá, en su país es famoso por una inusual capacidad de lanzar fuego por su boca. Fue este inicio el puntapie que necesitaba para lo que ya son años de una transformación de su cuerpo para ser lo más parecido a un dragón.
Su aventura de metamorfosis comenzó a la corta edad de 18 años, con un desafío de un tatuaje, pero solo un año más tarde se cortó la lengua, convirtiéndola en bífida. A doce años de su primera intervención, el joven no planea parar hasta poder sentir una transformación completa. Ya lleva gastados 15 mil dólares entre las modificaciones corporales y los tatuajes que, según su estadística, tardaron en hacerse en 51 horas.
Su aspecto impacta a quien lo vea. Pero los cambios que más sorprenden son: se cortó las orejas para que queden puntiagudas, se tiñó la lengua de púrpura luego de cortársela y se insertó cuernos de silicona en la frente.
En 2017, el mundo quedó en vilo con un video que el joven transmitió en vivo, cuando se colocó escamas en los brazos. “Es tres veces más doloroso que un tatuaje”, explicó. “También me tatué los globos oculares. Me inyectaron un tinte púrpura en una pequeña mancha y luego se extendió alrededor de mis ojos”, relató sobre su experiencia.
Pero está lejos de sentirse satisfecho y desea que cada parte de su cuerpo esté dedicada a su propósito final.
Un último paso, solo para valientes
“Quiero estar ciento por ciento cubierto como un dragón y batir todos los récords mundiales por la mayor cantidad de modificaciones y tatuajes. Pero también quiero lucir estéticamente agradable. Me gusta como estoy ahora, pero cada vez que me hago otro tatuaje u otra modificación me siento más seguro y feliz, y eso me ayuda en mi carrera”, explicaba Joshua sobre sus próximos planes.
Con el apoyo de su novia, una joven llamada Tristan Rish que también se ha hecho múltiples modificaciones, ha decidido en un breve futuro realizarse una intervención que la complacería. Su próximo paso es colorearse las encías y las partes íntimas.