“Nos gusta ver a Cristo sanar y dar vida porque en nosotros está grabado un deseo de vida eterna. Jesús hace estos signos para demostrarnos que Él tiene poder sobre la muerte, que Él es fuente de vida y que, por ende, debemos escuchar la totalidad de su mensaje. Sus palabras dan vida eterna.
¿Tengo la humildad de buscar a Jesús así como lo hizo el jefe de la sinagoga? ¿Tengo una fe grande de que en Jesús encontraré mi curación así como la tuvo la mujer que padecía flujo de sangre?
“¿Qué nos ocurrirá, a nosotros, si hacemos esto; si tenemos la mirada fija en Jesús? Nos ocurrirá, lo que le ocurrió a la gente después de la resurrección de la niña: “ellos se quedaron con gran estupor”. Yo voy, miro a Jesús, camino delante, fijo la mirada en Jesús y ¿qué encuentro? Que Él tiene la mirada fija sobre mí. Y esto me hace sentir gran estupor. Es el estupor del encuentro con Jesús. Pero para experimentarlo, no hay que tener miedo”, sostiene el Papa Francisco en Santa Marta, 31 de enero de 2017.
El Evangelio relata la vida y palabras de Jesucristo, ocupa un lugar central en la celebración de la misa. La liturgia de la Palabra permite adentrarse en las enseñanzas que la Palabra de Dios transmite.
Compartimos los textos del lunes 8 de julio de 2024 de acuerdo al Vaticano.
Lectura de la profecía de Oseas
Os 2, 16. 17-18. 21-22
Esto dice el Señor: ”Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era joven, como el día en que salió de Egipto. Aquel día, palabra del Señor, ella me llamará ‘Esposo mío’, y no me volverá a decir ‘Baal mío’.
Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor’'.
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 9, 18-26
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”.Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos.
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con sólo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.
Es Palabra de Dios.