El Evangelio de hoy, 19 de julio: “Yo digo que aquí hay alguien más grande que el templo”

La liturgia ofrece la oportunidad de conocer las enseñanzas y mensajes que la Palabra de Dios transmite. Compartimos las lecturas del viernes 19 de julio, según el Vaticano.

El Evangelio de hoy, 19 de julio: “Yo digo que aquí hay alguien más grande que el templo”
"Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa".

Concluyendo ese diálogo con los fariseos, Jesús les recuerda una palabra del profeta Oseas «Id, pues, a aprender qué significa aquello de: misericordia quiero, que no sacrificio». Dirigiéndose al pueblo de Israel el profeta lo reprendía porque las oraciones que elevaba eran palabras vacías e incoherentes.

A pesar de la alianza de Dios y la misericordia, el pueblo vivía frecuentemente con una religiosidad «de fachada», sin vivir en profundidad el mandamiento del Señor. Es por eso que el profeta insiste: «misericordia quiero», es decir la lealtad de un corazón que reconoce los propios pecados, que se arrepiente y vuelve a ser fiel a la alianza con Dios. (…)  todos nosotros estamos invitados a la mesa del Señor.

Somos todos discípulos que tienen necesidad de experimentar y vivir la palabra consoladora de Jesús. Tenemos todos necesidad de nutrirnos de la misericordia de Dios, porque es de esta fuente que brota nuestra salvación.”. explicó Francisco, en la Audiencia general, 13 de abril de 2016.

El Evangelio, que relata la vida y las palabras de Jesucristo, ocupa un lugar central en la celebración de la misa. La liturgia permite adentrarse en las enseñanzas que la Palabra de Dios nos transmite.

Aquí los textos del viernes 19 de julio de 2024 según el Vaticano.

Lectura del libro de Isaías

Is 38, 1-6. 21-22. 7-8

En aquel tiempo, el rey Ezequías enfermó de muerte y vino a verlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: “Esto dice el Señor: ‘Arregla todos tus asuntos, porque no te vas a aliviar y te vas a morir’

Ezequías volvió la cara hacia la pared, oró al Señor y dijo: “Acuérdate, Señor, de que te he servido con fidelidad y rectitud de corazón y de que he hecho siempre lo que a ti te agrada”. Y lloró con abundantes lágrimas.

Entonces el Señor le habló a Isaías y le dijo: “Ve a decirle a Ezequías: ‘Esto dice el Señor, Dios de tu padre, David: He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a curarte y en tres días podrás ir al templo del Señor. Voy a darte quince años más de vida.

Te libraré de la mano del rey de Asiria a ti y a tu ciudad, y protegeré a Jerusalén’ “.Dijo entonces Isaías: “Traigan un emplasto de higos y aplíquenselo en la llaga para que se alivie”. Y Ezequías dijo: “¿Cuál es la señal de que podré ir al templo del Señor?”

Respondió Isaías: “Esta será para ti la señal de que el Señor cumplirá las cosas que te ha dicho: voy a hacer que la sombra retroceda los diez grados que ha avanzado en el reloj de sol de Ajaz”. Y el sol retrocedió los diez grados que había avanzado.

Detalle del vitral de Michael O'Connor que representa al rey David tocando una lira. Iglesia de San Miguel y Todos los Ángeles, Fringford, Oxfordshire.
Detalle del vitral de Michael O'Connor que representa al rey David tocando una lira. Iglesia de San Miguel y Todos los Ángeles, Fringford, Oxfordshire.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

Mt 12, 1-8

Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús: “Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado”.

Él les contestó: “¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros? ¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo los sacerdotes?¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado porque ofician en el templo y no por eso cometen pecado?

Pues yo digo que aquí hay alguien más grande que el templo. Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado’'.

Es Palabra de Dios.

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