La celebración de Halloween en Estados Unidos es una invitación fija para lucirse en cuanto a la creatividad a la hora de disfrazarse, pero también en cuanto a la decoración de casas, oficinas y espacios comunes.
Es tan fuerte el compromiso de niños, adultos y ancianos con dicha festividad que se esmeran por lograr la mejor caracterización para ganarse la aprobación de todos. Así fue que en ese marco, los dueños de una casa adornaron cada rincón de la misma y colocaron todo tipo de accesorios para provocar ‘miedo’ en el vecindario.
Esqueletos, fantasmas, telas de araña, muñecos que simbolizan la muerte no faltaron en el acceso a la vivienda que tenían por objetivo llamar la atención y sumar una cuota de espanto al lugar. También estaban presentes las clásicas calabazas recortadas para dibujar sobre la corteza de las mismas siniestros rostros.
Pero estos vecinos no se contentaron con una o dos hortalizas, sino que decidieron colocar entre 7 y 10 en la escalinata de acceso a su domicilio, lo cual no parece algo que merezca mucho la atención salvo si alguien que se aproxime a la puerta no alcanza a verlas. Y fue justamente esto lo que le ocurrió a un repartidor y que se hizo viral en las redes.
Las calabazas de Halloween, las responsables de todo
Un hombre llegó hasta la vivienda para hacer entrega de unas encomiendas, sin embargo cometió un error: apiló los paquetes que tenía que entregar entre sus brazos y comenzó a caminar sin poder ver con precisión el camino. Al llegar a las escaleras, subió los primeros peldaños pero al llegar al último pisó una calabaza y todo se desmadró.
El trabajador cayó al suelo, los paquetes rodaron por el piso y tras unos segundos de confusión el repartidor estalló en una furia incontenible que lo llevó a destruir todo: arrancó con los paquetes que tenía que dejar en el lugar y luego siguió con los zapallos. Uno por uno los reventó contra el suelo, antes de arremeter contra los esqueletos y fantasmas.
Para finalizar, y luego de tomar conciencia de lo que había hecho, el hombre se puso a juntar los restos de los destrozos y posteriormente dejó un par de dólares debajo de la puerta de la vivienda para reparar todo el daño ocasionado.