En el país más joven del mundo, Sudán del Sur (fundado en el 2011), las tribus Mundari y Dinka practican una costumbre peculiar que llamaron la atención de muchos: se duchan con orina de vaca. Para estas comunidades, esta práctica no solo es común, sino que también la consideran beneficiosa para la salud y la higiene.
Estas tribus, cuya vida gira en torno a la cría de ganado, dependen en gran medida de sus vacas, consideradas tan valiosas como el oro. Con alrededor de 500 mil vacas en posesión, estos animales representan una fuente de riqueza, prestigio e incluso un medio para contraer matrimonio.
Cada mañana, lo primero que hacen es recoger el excremento de las vacas para luego ducharse. Además, toman la leche de estos animales y la mezclan con orina, porque según cuentan, este proceso endulza la leche, casi como si fuera azúcar.
Para estas tribus, la relación con las vacas va mucho más allá de lo material, siendo prácticamente sagrada con lazos más fuertes que con los humanos. Sin embargo, este fuerte apego también dio lugar a conflictos tribales, ya que el ganado se convierte en objeto de disputa entre las tribus.
Según las creencias de estas tribus, la orina de vaca tiene propiedades antisépticas que eliminan enfermedades de la piel, benefician el cabello y actúan como repelente contra parásitos y mosquitos.
La tribu Dinka, que representa el 80% de la población de Sudán del Sur, comparte esta práctica con la tribu Mundari, aunque su diferencia principal radica en el idioma. Muchos de ellos también hablan árabe porque era la lengua oficial.
Además de la ducha con orina de vaca, estas tribus tienen otros hábitos peculiares, como el uso de un palo de mascar llamado “Miswak” para limpiar sus dientes, el esparcimiento de ceniza por el cuerpo y la práctica de la lucha libre como forma de entrenamiento físico y cultural.