Puede ocurrir que cuando una persona conoce a varias con el mismo nombre las confunda a la hora de agendarlas en el celular. Esto sucede a raíz de que no todo el mundo los guarda con nombre y apellido, menos aún si es gente cercana a la que se la llama por el nombre de pila.
Esta situación le ocurrió a Jonno Hopkins, un hombre británico, agendó a su padre como Peter. Sin embargo, conocía a un plomero que se llama igual, y que lo había guardado bajo el mismo nombre. Un día, quiso sumar al papá al grupo de WhatsApp de familia y agregó a la persona equivocada.
En el chat había, por supuesto, otros participantes, pero todos creyeron que “Peter” era el padre de familia. Y así, este desconocido leyó todos los mensajes sin decir nada: “Nunca pensó en intervenir para informarnos que hemos agregado al Peter incorrecto”, protestó Hopkins.
Sin embargo, algo le hacía ruido a este hijo: cada vez que hablaba por teléfono con el papá se daba cuenta de que él no estaba enterado de las cosas que se hablaban en el grupo. De hecho, una vez Peter le preguntó: “¿De verdad estoy ahí?”, pero Hopkins pensó que se había olvidado por ser un adulto mayor.
Pero, un día, al falso Peter le llegó su final. “Esta situación podría haber continuado durante años si mi hermana no me hubiera preguntado si podría agregar a papá al grupo de WhatsApp”, relató Hopkins. “Supongo que mi padre estaba demasiado avergonzado para preguntármelo directamente a mí”.
Fue en ese momento que se dio cuenta que había agregado a un plomero que le había hecho una reparación en 2013. Fue entonces que Hopkins decidió echarlo del chat y sumar al contacto del padre.
“Ahora me siento mal por el falso Peter y espero que haya disfrutado leyendo los mensajes de mi madre”, concluyó.