Las plantas de interiores son un elemento esencial en la ornamentación de cualquier hogar, ya que su mera existencia aporta vitalidad y tonalidades a los espacios. Sin embargo, también brindan otros beneficios, como la purificación del aire, el establecimiento de una conexión con la naturaleza y la absorción de la humedad.
Dentro de la extensa gama disponible, una de las alternativas más preferidas es el filodendro. En realidad, este representa un género de plantas que engloba a más de 700 especies, cada una más encantadora que la anterior, y con necesidades de cuidado similares.
En la web, se la define como: “Philodendron es un gran género de plantas fanerógamas, de la familia de los arum, con 700 o más especies descritas. Todavía no se comprende muy bien su taxonomía; existen aún muchas especies sin describir. Muchas se cultivan como plantas ornamentales y de interior”.
Algunos de los rasgos que comparten son su desarrollo veloz y sus hojas verdes y relucientes, en muchas ocasiones con una estructura en forma de corazón. Además, resultan sumamente decorativas: en recipientes, se pueden emplear como plantas colgantes, trepadoras (con la ayuda de un soporte) o para crear jardines en posición vertical.
Cuáles son los cuidados de la planta filodendro
De manera general, el filodendro se desenvuelve favorablemente en climas templados, prosperando especialmente por encima de los 18°C. En situaciones de calor extremo, es recomendable aumentar la humedad en su entorno. Asimismo, es esencial mantenerlo apartado tanto de corrientes de aire como de dispositivos de calefacción y radiadores.
Con el fin de preservar el filodendro en su máximo esplendor, es crucial proporcionarle un riego generoso. Una orientación apropiada sería regar cada dos días en verano y cada cuatro o cinco días durante los meses más fríos. Un consejo adicional: en jornadas calurosas, es beneficioso rociar sus hojas con agua templada.
En lo que respecta a la luminosidad, es esencial proporcionar luz indirecta al filodendro. Sin embargo, es importante considerar que esta necesidad varía según la variedad. Mientras algunas se adaptan mejor a áreas sombreadas, otras demandan ambientes más brillantes para conservar la intensidad de sus colores foliares.