El hilo rojo, ya sea en la leyenda japonesa o en la costumbre occidental de usar una pulsera roja, está vinculado al dios griego Ares, conocido como Marte en la época romana.
“La leyenda del hilo rojo sugiere que las almas gemelas están destinadas a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o la circunstancia, ya que están conectadas por un hilo de color rojo desde el dedo meñique”, explica Correia Nobre. Este dedo se asocia con los vínculos y las relaciones y se usa para hacer promesas de amor.
Marte simboliza la capacidad de defendernos, atacar y competir con valentía, además de representar la pasión amorosa, el deseo y la fuerza para conquistar el amor.
“En nuestro idioma, cuando decimos ‘voy a amarte’, estamos incluyendo a Marte en esa acción de amar”, señala Correia Nobre.
Marte también representa la envidia y los celos, que se busca neutralizar al llevar una cinta roja. “La pulsera sirve para contrarrestar la envidia ajena y nos recuerda nuestro poder defensivo frente a tales energías”, dice Correia Nobre.
El color rojo se relaciona con el poder de la sangre y el temperamento reactivo, facilitando la energía necesaria para los inicios y atrayendo pasión por la vida.
Colocada en la muñeca izquierda, la cinta roja protege de la envidia o la ira ajena respecto a nuestras posibilidades de éxito. En la muñeca derecha, se relaciona con la capacidad de actuar, protegiendo de la envidia que podrían generar nuestras acciones.
“Al colocar una cinta roja, hay que evaluar la necesidad del momento, teniendo en cuenta cuál es la mano hábil, que es la de la acción, mientras que la otra es la receptiva”, sugiere Correia Nobre. Si se coloca en los tobillos, la cinta tendrá la misma energía, pero relacionada con nuestros pasos en la vida y en busca de valor y protección.
