En el zodíaco, hay un signo que se destaca por su forma abrupta de actuar, con movimientos que muchas veces dejan huella, aunque no siempre sea la intención.
Ese signo es Aries, el primer signo del zodíaco. Regido por Marte, Aries combina energía desbordante con una impulsividad que lo lleva a ser visto como brusco y torpe en distintas situaciones.
Los arianos tienen una personalidad explosiva y frontal. Si están entusiasmados, podés esperar que se lancen de lleno sin medir las consecuencias.
Por ejemplo, al intentar ayudar, pueden terminar provocando accidentes menores o desarmando aquello que querían solucionar. Su fuerza y rapidez, aunque valiosas, no siempre están acompañadas de delicadeza.
La torpeza de Aries no viene de la falta de inteligencia, sino de su forma visceral de reaccionar. Al ser un signo de fuego, se guía más por el impulso que por el análisis previo.
Según astrólogos, su necesidad de actuar rápido los hace descuidar detalles importantes. Además, su intensidad emocional puede desencadenar movimientos que parecen más bruscos de lo necesario.
Por ejemplo, si están emocionados, pueden abrazarte con tanta fuerza que te dejan sin aire, o si están apurados, tropezar con los objetos de su alrededor. Es esa mezcla de pasión y urgencia la que los convierte en inevitablemente llamativos.
Cómo manejar esta característica
Aunque Aries suele aceptar críticas con algo de resistencia, con un enfoque claro podés ayudarlo a canalizar su energía.
Proponerle actividades físicas como el deporte puede ser clave para que descargue su ímpetu de manera constructiva. También, establecer pausas en sus rutinas puede enseñarles a actuar con más cuidado.
La torpeza ariana tiene su encanto y es parte de su autenticidad. Aprender a convivir con este rasgo es entender su verdadero espíritu apasionado y único.
Si tenés un Aries cerca, sabés que nunca faltará acción, aunque eso implique algún golpe accidental de vez en cuando.