Cuando se trata de personalidades fuertes y llamativas, la astrología nos permite identificar ciertos signos que parecen tener un brillo especial... aunque, a veces, eso puede llevarlos a pasar por ser un poco creídos y egocéntricos. En este caso, hay uno que destaca entre todos: Leo.
Los leoninos, nacidos entre el 23 de julio y el 22 de agosto, son regidos por el Sol, el astro rey. Esto les otorga una confianza natural que puede ser admirable, pero también algo excesiva. Se sienten cómodos siendo el centro de atención y suelen irradiar una energía que los hace destacar en cualquier grupo.
La seguridad que proyectan muchas veces es interpretada como egocentrismo, ya que no suelen dudar de sus capacidades y no tienen problema en mostrarlo. Además, Leo disfruta de los halagos y puede llegar a buscarlos constantemente, lo que refuerza la percepción de ser creído.
La fama que tiene Leo
En Argentina, los leoninos no pasan desapercibidos. Si tenés un amigo o amiga de Leo, probablemente lo reconozcas porque siempre está liderando los planes, sacándose fotos o celebrando sus logros.
Su carisma y su capacidad de ser el alma de la fiesta los vuelven irresistibles, pero también generan cierta competencia o envidia en otros.
Sin embargo, detrás de esa actitud a veces arrogante, los nacidos bajo este signo son profundamente generosos y protectores con quienes aman. Si te ganás su confianza, tendrás un aliado leal que hará todo lo posible para verte brillar, aunque nunca más que ellos, claro.
Leo es el rey de la autovaloración, algo que en un contexto argentino puede ser visto como una virtud o como un defecto, dependiendo de la mirada de cada uno. Lo cierto es que los leoninos no se disculpan por ser quienes son y, en muchos casos, inspiran a otros a quererse un poco más a sí mismos.