Mantener las alfombras limpias puede parecer un desafío, pero con algunos trucos y materiales simples que seguramente ya tenés en casa, podés dejarlas como nuevas.
A continuación, te explicamos cómo lograrlo sin necesidad de productos costosos ni complicados.
Paso a paso para limpiar tu alfombra de manera efectiva
Las alfombras suelen acumular polvo, suciedad y manchas que pueden afectar tanto su apariencia como la higiene de tu hogar.
Afortunadamente, con ingredientes caseros como bicarbonato de sodio, vinagre blanco, agua oxigenada y un poco de esfuerzo, es posible devolverles su frescura original.
1. Reúne los materiales necesarios
Para limpiar tu alfombra, necesitarás:
- Bicarbonato de sodio
- Vinagre blanco
- Agua oxigenada
- Un cepillo de cerdas suaves o un cepillo de ropa
- Un paño limpio y seco
- Una aspiradora
2. Prepará la alfombra
Antes de comenzar con la limpieza profunda, es fundamental que aspires bien la alfombra para eliminar la suciedad superficial y el polvo acumulado. Prestá especial atención a las esquinas y bordes, donde suele acumularse más suciedad.
3. Tratá las manchas difíciles
Para manchas difíciles como las de café, vino o jugo, el vinagre blanco y el agua oxigenada son aliados perfectos. Mezclá partes iguales de agua oxigenada y vinagre blanco, aplicá la mezcla sobre la mancha y dejala actuar por unos minutos.
Luego, frotá suavemente con el cepillo de cerdas suaves hasta que la mancha comience a desaparecer. Finalmente, pasá un paño limpio para secar la zona.
4. Desodoriza y refresca la alfombra
El bicarbonato de sodio es excelente para neutralizar olores y refrescar las fibras de la alfombra. Espolvoreá una capa generosa de bicarbonato de sodio sobre toda la superficie de la alfombra y dejalo actuar durante al menos 30 minutos, aunque si podés dejarlo más tiempo, mejor. Luego, aspirá bien para retirar todo el bicarbonato y junto con él, cualquier rastro de olor.
5. Limpieza general
Si tu alfombra necesita una limpieza general, podés mezclar una parte de vinagre blanco con tres partes de agua tibia en una botella con rociador.
Rociá la mezcla sobre la alfombra (sin empaparla) y luego pasá el cepillo en movimientos circulares para limpiar las fibras. Esta mezcla no solo limpia, sino que también desinfecta y elimina posibles manchas superficiales.
6. Secado
Es importante asegurarte de que la alfombra quede completamente seca para evitar malos olores o la aparición de moho. Si es necesario, podés abrir las ventanas para permitir la circulación de aire o utilizar un ventilador para acelerar el proceso de secado.