El ventilador es uno de esos aparatos que, con el uso, acumula polvo y suciedad, especialmente en las aspas y la rejilla.
El ventilador es uno de esos aparatos que, con el uso, acumula polvo y suciedad, especialmente en las aspas y la rejilla.
Para que siga funcionando perfectamente y sin acumular bacterias, es clave darle una limpieza regular. Aquí un truco fácil para dejarlo como nuevo.
Primero, mezclá bien todos los ingredientes en un recipiente: pasta dental, vinagre blanco, agua tibia, detergente y alcohol.
Al integrar todo, vas a obtener una mezcla homogénea. Vertila en un atomizador para facilitar la aplicación, especialmente en las zonas más difíciles de alcanzar del ventilador.
Antes de empezar a limpiar, asegurate de que el ventilador esté desenchufado. Esto es crucial para evitar accidentes. Ponelo sobre una superficie plana y accesible.
Con el atomizador, rociá la solución de limpieza generosamente sobre las aspas y la rejilla del ventilador. No te olvides de cuidar las partes eléctricas y el motor, que no se salpique.
Tomá una bolsa grande y envolvé el ventilador, dejando al descubierto solo la zona del motor. Esto ayudará a atrapar toda la suciedad en su interior sin que se esparza por toda la habitación.
Poné el ventilador a máxima potencia durante unos 3 minutos mientras sujetás la bolsa por la base para que no se desplace.
El viento generado por el ventilador va a empujar la suciedad hacia dentro de la bolsa, dejando las aspas y rejillas limpias.
Una vez que saques la bolsa, revisá que no quede humedad en ninguna parte del ventilador. Secalo con un paño seco para asegurar que esté listo para usarse nuevamente de manera segura.