Si hay algo que puede transformar un simple budín, torta o galleta en un postre memorable, es un buen glaseado. Entre las múltiples opciones, el glaseado de limón se destaca por su frescura y versatilidad, convirtiéndose en el aliado perfecto para resaltar los sabores de una gran variedad de preparaciones.
Con su toque ácido y dulce, este glaseado le aporta una capa de brillo y sabor que hace que cualquier bocado sea especial. Además, no solo es fácil de preparar, sino que también requiere solo tres ingredientes: jugo de limón, ralladura de limón y azúcar glass, los cuales probablemente ya tengas en tu cocina.
Lo ideal de esta receta es su versatilidad, ya que podés ajustar la consistencia según el tipo de postre que estés preparando. Si te gusta un acabado ligero y sutil, bastará con un glaseado más líquido que cubra tus preparaciones de forma uniforme.
Si, por el contrario, preferís un toque cremoso que se mantenga en la superficie, solo necesitás añadir un poco más de azúcar glass. Este glaseado de limón es perfecto para decorar un budín clásico de vainilla, realzar el sabor de un bizcochuelo suave o darle un giro refrescante a tus galletas preferidas.
Ingredientes para el glaseado:
-Jugo de 1 limón
-Ralladura de 1 limón
-Azúcar impalpable (la cantidad dependerá de la consistencia que desees)
El paso a paso para lograr el mejor glaseado para tus preparaciones
1-En una taza o bowl pequeño mezclá el jugo y la ralladura de limón.
2-Verí el azúcar glass de a poco sobre la mezcla de limón, batiendo constantemente con un tenedor o batidor de mano hasta obtener la consistencia deseada.
3-Si quieres un glaseado más espeso, añadí más azúcar glass. Si lo preferís más líquido, agregá un poco más de jugo de limón.
4-Una vez que el glaseado tenga la textura deseada, viértelo sobre el bizcocho recién salido del horno. El calor del bizcocho ayudará a que el glaseado se derrita y cubra toda la superficie.