La vida de Camilo y Evaluna Montaner es una sorpresa constante. Nada es común, nada sigue la norma. Primero fue la elección del nombre, Índigo, un nombre sin género y que llamó la atención del mundo. Segundo, el parto. La pareja decidió que el parto sea en casa. Marlene Rodríguez, la mamá de Evaluna fue clave ese día ya que está certificada como doula.
En las primeras imágenes que publicó Camilo se puede ver a la pareja en una pileta, abrazados y preparados para recibir a su hija. Todo el clan Montaner participó de este ritual tan especial.
Además se conoció un detalle aún más particular sobre Evaluna, su parto y la placenta. Camilo visitó el polémico ciclo español La Resistencia, para promocionar su reciente material junto a Alejandro Sanz, y ahí, entre risas y anécdotas, contó que su mujer, la mamá de su hija, ingirió la placenta después del parto.
¿Cómo? Según contó el músico, “se la encapsularon y se la comió”.
La American Pregnancy Asociation explica que esto se trata de un procedimiento mediante el cual la placenta se cocina a vapor, se deshidrata y luego se coloca en pastillas. En el sitio de esta Asociación se enumera una serie de ventajas que tiene esta práctica, pero aclara que no hay estudios científicos que las respalden. Entre esos beneficios se encuentra: aumenta la descarga de la hormona oxitocina, la cual ayuda el útero regresar a su tamaño normal y le ayuda a la mamá a disfrutar de su bebé; aumento de la CRH, una hormona que reduce el estrés; disminuye la depresión posparto, entre otros.
¿Es seguro consumir la placenta?
La ciencia es clara: no. Si bien hay artículos que dicen que sí, no están acompañados de ningún estudio científico que lo avale. Jen Gunter es médica ginecobstetra y en su columna del New York Times explica por qué no hay que comer la placenta. En un relato autorreferencial en donde cuenta su experiencia en la residencia de un hospital de Canadá, Gunter relata que muchas mujeres pedían llevarse la placenta, primero para enterrarla (algo común en varias culturas) y después empezaron a comerla.
Para la profesional, “si bien no está claro exactamente cuándo inició la práctica moderna de la placentofagia, entre los primeros reportes que hay en la literatura médica tenemos uno de 1973. Se trata de una experiencia narrada en la revista Rolling Stone en 1972, sobre un parto en una comuna, donde cocinaron al vapor la placenta después del nacimiento y luego se la comió la madre y la ‘compartió con amigas’”
Gunter hace una observación que es de una lógica irrefutable. “Si la placenta tuviera algún valor nutricional, históricamente las mujeres se la habrían comido después de dar a luz, sobre todo en época de hambrunas, pero no hay informes que lo reporten”, cuenta la médica.
Por otro lado y específicamente con la placenta encapsulada, la profesional hace referencia al “negociado” que hay con esto. Una pastilla llega a costar entre 200 y 400 dólares.
Famosos que comieron placenta
Parece que si los famosos lo hacen, está bien. Y son varios quienes se sumaron a esta tendencia de comerse la placenta. Una de las primeras fue Katie Holmes tras el nacimiento de su hija Suri. Junto a Tom Cruise, la pareja puso luz sobre este tema y generaron polémica en su momento.
Jennifer López es otra de las que consumió la placenta tras el nacimiento de sus hijos. Al parecer, la actriz y cantante lo hizo a través de cápsulas y con su último parto se la habría untado sobre el cuerpo.
Alicia Silverstone, las Kardashian y ahora Evaluna son otras mamás que comieron placenta. Práctica polémica, pero que cada vez gana más adeptos.