Algunas personas guardan vívidos recuerdos de sus primeros años de vida, mientras que otros tienen escasos recuerdos de su infancia cuando alcanzan la edad adulta. La gran duda surge en relación a porqué es difícil recordar esos momentos tan importantes de la vida, acá te lo resolvemos.
De acuerdo con los especialistas, no necesariamente está relacionado con algún trauma. La amnesia infantil, que implica la pérdida de recuerdos de los primeros años de vida, es algo común, por lo que si no recordamos mucho de nuestra primera infancia, nos encontramos dentro de la mayoría. Sobre esto, aseguran: “es menos probable que recordemos cosas si tuvieron poco impacto emocional en nosotros o si sufrimos un trauma infantil”.
“Uno va recordando con las pinceladas que le da el relato propio o ajeno (...) Es muy interesante porque el recuerdo siempre es una construcción presente, que dispara algo pasado”, comenta una especialista en psiquiatría. Además, asegura que muchas personas no tienen recuerdos de la infancia porque es ahí donde no se forman los mismos.
La madurez del cerebro encargada de la memoria no llega a hasta después de los cuatro años, momento del que seguramente ya se puede tener uno que otro recuerdo de los hechos de la vida.
En cuanto a las situaciones traumáticas en si, los especialistas aseguran que luego de que se produzcan, se crean mecanismos de defensa que sirven para proteger a la persona del dolor emocional. Por esta razón, se reprime el recuerdo y no suele resurgir.
“En algunos casos se puede desencadenar el estrés postraumático, que suele generar disociación en la memoria, y ese lapso de evento la persona no lo recuerda”, explica la ciencia.
Está es la actividad, según Stanford, que deteriora el funcionamiento cognitivo
No hay nada más importante que cuidar la mente y tener un buen funcionamiento intelectual. Una de las premisas a la que llegaron los especialistas en prevención y cuidado de la salud cerebral es que quejarse constantemente atrofia el cerebro.
Un estudio de la Universidad de Stanford comprobó que estar expuestos a quejas de otras personas deterioran el funcionamiento del cerebro. Asimismo, se reveló que exponerse a tan solo 30 minutos de quejas diariamente puede perjudicar el cerebro al estropear las neuronas del hipocampo.