Con volúmenes de agua récord en algunas zonas productivas, sumado a la humedad y a las altas temperaturas, enólogos mendocinos hablan de una vendimia complicada con focos de peronospora y botrytis en la vid.
Las voces de alarma llegan de diversos sectores de Mendoza, afectando a algunos más y otros menos, dependiendo de la ubicación. Sin embargo, según datos del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura) hasta el 8 de marzo, en el acumulado se ha cosechado cerca del 25%, un total de 365.703.465 kilogramos de uva.
Además, otro dato que deja entrever este último reporte, es que comparado con la misma semana del 2014, la vendimia se adelantó más de lo habitual. A esta misma altura, el año pasado se había cosechado 301.761.171 kilogramos.
Estas características climáticas, y el porcentaje de humedad relativa -que hacia el cierre de esta edición era del 73%-, perjudican lógicamente a todas las uvas que aún no están cosechadas.
Zonas y consecuencias
Una de las zonas más perjudicadas por las lluvias, que están arruinando los rindes y la calidad enológica, es Luján de Cuyo, principalmente Agrelo y Perdriel, donde se concentra gran porcentaje de las uvas de calidad de la provincia.
Según el enólogo y socio de Viña Cobos, Luis Barraud, “es un año más que complicado. Ya en Luján de Cuyo han caído entre 230-250 milímetros de agua sólo en los tres primeros meses del año, cuando la media anual es de 180 mm”. De este modo, se adelanta a decir, que “esta no será una gran cosecha en cuanto a calidad”. Sin embargo, “si la situación se revierte y no llueve más hasta que finalice la vendimia podremos encontrar una cosecha aceptable”. No obstante, “el pronóstico no ayuda para mi visión optimista, ya que las lluvias y la humedad continuarán”.
Lo que sucede es que en estas zonas los suelos son arcillosos y no tienen pendiente, por lo que el agua queda estancada. Hay que sumarle que “la gran cantidad de lluvias -entre el último domingo a la noche y el lunes cayeron 70 mm de agua- sobrepasa la capacidad que tienen los suelos para absorber el agua. Hay barro por todos lados”, acentuó Mariano Di Paola, enólogo de Bodega Rutini.
En este panorama coincidió Barraud, quien agregó que al estar saturados los suelos y no drenar como corresponde, Viña Cobos ha tenido que hacer un desagüe manual.
A pesar de que las lluvias también fueron protagonistas de la vendimia 2015 en el Valle de Uco, los suelos de esta zona son diferentes a los de Luján de Cuyo y pueden contrarrestar esta problemática. “En Tupungato, al ser pedemonte, los suelos tienen más pendiente y dejan escurrir el agua. Además, son arenosos y absorben más. A todo esto se suma la brisa de montaña, que seca más rápido los suelos”, detalló Di Paola.
Concordó con esta visión Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata. Pero además, remarcó que una de las zonas afectadas ha sido la del Este, donde también hay suelos arcillosos con poca capacidad de absorción como en Agrelo.
Finalmente, en lo que es Maipú, para el enólogo de Rutini la cosecha se adelantó y “la uva pudo levantarse antes de que sufriera las consecuencias, por lo que la calidad de tintas y blancas está siendo óptima”.
Consecuencias de la lluvia
El problema de todas estas lluvias es que desencadenan una fuerte humedad, que sumada a las altas temperaturas, dejan focos de peronospora y botrytis en los viñedos, perjudicando la calidad enológica de los caldos vínicos y disminuyendo el contenido de azúcar que posee biológicamente el cultivo.
En este sentido es que Barraud señaló que, pesar de que está todo controlado -por lo menos en los viñedos de su bodega-, “no hay que esperar a que sea una gran cosecha”. Cómo finalizará “dependerá de lo que pase en los próximos 15 a 20 días”.
Para Alejandro Vigil, los focos más importantes se han dado de peronospora. Recordemos que esta enfermedad seca las hojas de los racimos afectando la fotosíntesis y la maduración de la uva. Se vuelve “muy importante hacer todos los trabajos correspondientes y las curaciones en los rebrotes porque incluso puede perjudicarse la próxima vendimia”.
Por su parte, Mariano Di Paola agregó que hay que estar alerta con esta enfermedad y realizar las curaciones adecuadas. “Los focos más importantes los estamos viendo en viñedos que no han sido curados. La peronospora es más peligrosa que la botrytis”.
Las causas por las que algunas de las vides no han sido curadas como corresponde -según el enólogo de Rutini- obedecen a tres factores: falta de presupuesto en algunos casos, descuido y falta de conocimiento y “excesivas lluvias -muchas de ellas muy agresivas-, que superaron cualquier parámetro. A esto hay que sumarle el granizo en algunas zonas como puede ser en el Este”.
Frente a todos los acontecimientos nombrados es que Barraud adelantó que en un año normal se realizan cerca de tres o cuatro curaciones. “En este, aproximadamente llevamos 9”. Sin embargo, remarcó que lo que se le está aplicando a la uva está muy lejos de las concentraciones límite que pueden afectar al racimo y aclaró que se trata de productos aprobados y reconocidos. Además, “se están utilizando diferentes productos y aplicaciones. En años secos todo esto es impensable”.
Otro frente que abrió este hacedor de vinos fue el hecho de que en las zonas bajas de Agrelo el agua está tan concentrada, que los tractores no pueden ingresar a los viñedos porque se hunden. De este modo, “estamos haciendo los trabajos contra la botrytis y peronospora caminando y manualmente”.
Para Mariano Di Paola, es importante que los enólogos e ingenieros agrónomos “se acostumbren a vivir con estas lluvias y humedad, porque son fenómenos cada vez más establecidos”.
¿Vinos menos concentrados?
Caldos con menor concentración, más frutados y con menor potencialidad de alcohol parecería que van a ser las características que predominarán en la vendimia 2015. Para los que buscan vinos concentrados será un problema, mientras que para aquellos enólogos que trabajan con productos de entre 13º y 14º de alcohol será un año muy bueno.
Para Alejandro Vigil, “esta será una gran cosecha. Las lluvias a nosotros en particular no nos afectaron porque cosechamos a tiempo, mientras que aquellos que están dejando sobremadurar la uva sí van a estar en problemas. Para el hacedor de vinos de Catena Zapata, hasta el momento “son muy buenos los mostos que encuentro, tienen buen equilibrio de acidez y alcohol moderado”.
Pero en algunas zonas las lluvias están dejando un gran interrogante de cómo terminará la cosecha. Es que sucede que muchos de los granos que hoy se observan en los viñedos están hinchados, con mucha agua en su interior. Por lo que para Di Paola, “hay que esperar cómo sigue evolucionando.
Si deja de llover y sale el sol, se va a detener este fenómeno”. No obstante, lo que ya está ocurriendo “es que los granos llenos de agua diluyen la concentración de la fruta. Este fenómeno se está dando sobre todo en una de las uvas estrellas de Argentina, el malbec, que todavía no ha logrado madurar para levantarse”, detalló Barraud.