La inflación de 2018 fue la más alta desde la hiperinflación (1991) y sus efectos continuarán haciéndose sentir durante todo este año. El primer impacto lo sentirán los automovilistas, y podría trasladarse al resto de los precios de la canasta básica, ya que se trasladará a los valores de naftas y gasoil.
Es que de acuerdo con la legislación vigente desde el 1° de diciembre pasado el Impuesto a la Transferencia de Combustibles está en $8,90 por litro, y se sumarán $0,412 más de tributo por la emisión de dióxido de carbono, lo que significará el pago de $9,312 por litro.
Igualmente, el 12% de la nafta que se vende al público se compone por bioetanol, que no está gravado. Así, de acuerdo con El Cronista, la cuenta queda en $8,195 por litro y debido a que la inflación entre octubre y diciembre del año pasado fue del 11,6%, el ITC desde marzo aumentará hasta $9,10 por litro (descontado el impacto de los biocombustibles), lo que implica $0,91 más por litro.
Esto podría modificarse si el precio del barril de petróleo a nivel internacional se modificara, teniendo en cuenta que se trata de la materia prima de los combustibles y que ya subió de 54 dólares a 62 en el mercado de Londres, lo que podría significar un aumento en febrero.