Desolación. Entre semana los mercados cooperativos de Guaymallén y de Godoy Cruz lucen despoblados de clientela local.
Según lo que relataron los puesteros, las familias mendocinas están reduciendo su consumo por la caída del poder adquisitivo, una tendencia que también es palpable entre los verduleros locales que cada vez apuestan menos por abastecerse en los mercados cooperativos.
Desde la visión de Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA), los factores por los cuales no se produce la venta normal de hortalizas y frutas en la provincia son varios y obedecen a un arrastre que viene desde hace tiempo, ocasionado por la situación general económica y financiera del país.
“La gente cobra sus sueldos y lo primero que hace es pagar sus créditos. Lo que le sobra, que no es mucho, lo destina para comer. Al tener por pocos días efectivo empieza a utilizar las tarjetas que la reciben los híper, los que tienen precios muy altos. Los grandes retails tienen una comercialización de frutas y verduras que pasa por afuera de la cadena de la comercialización de los mercados y deja afuera a los productores locales”, explicó Carrasco.
Tierras adentro, según el dirigente, los productores están pasando por presiones tributarias que están ocasionando el lento adiós a las producción de hortalizas y frutas en Mendoza.
“Hay varios productores que tienen su finca embargada; otros están endeudados haciendo barrios. En tanto hay casos que no saben si seguir levantando la cosecha o volver a plantar. Hay una incertidumbre tremenda porque los costos de producción son mucho más altos que los precios de venta. Todo esto ocasiona mucho daño al sector productivo y de los mercados cooperativos. Lamentablemente estamos pasando por una etapa complicada en lo comercial”, apuntó Carrasco.
El otro consumidor que era activo en los mercados cooperativos, especialmente en Guaymallén, eran los verduleros, pero el cambio de horarios está haciendo estragos comerciales.
“El menudeo va a la feria del Acceso Este no porque el número no le sirva a la gente, sino que el verdulero cierra a la mañana y acá en la tarde en el Mercado Cooperativo de Guaymallén no queda nadie. Entonces el verdulero se abastece en otro mercado. Antes teníamos 300 verduleros por día; hoy no llegamos a los 40 en la mañana que vienen y compran. En mi caso las ventas locales han bajado 200% con respecto al año pasado”, explicó el productor Jorge Farías.
En total consonancia, una productora hortícola local con cuatro hectáreas en Colonia Bombal y con un puesto en el Mercado Cooperativo de Guaymallén, detalló que a Mendoza no le vende nada de mercadería.
“La verdura no está tan cara pero no sale, y vender a nivel local es muy difícil. Yo le vendo a los camiones de Buenos Aires, el consumidor de ahora está allá. También si hiela, lleno camiones de verduras que las vendo en el sur del país -Neuquén, Trelew, Tierra del Fuego, Santa Cruz- pero dicen que allá no hiela, por lo que de momento los clientes del sur están llevando poco y nada de mercadería”, explicó la productora.
"La verdura no está cara pero vender a nivel local es muy difícil".
La venta en los mercados cooperativos de Buenos Aires viene motivada por un hecho conocido por todos: las inundaciones. Sin embargo, aun en épocas de escasez de pedidos, el pago es disputado especialmente por los chacareros mendocinos.
“Acá muchos de Buenos Aires cargan directamente desde las fincas y como el precio de la mercadería es mayor en Buenos Aires, pueden sacar una mejor diferencia comercial. Tenemos la alerta de los chacareros que trabajan para nosotros al saber que la mercadería se vende más cara en Buenos Aires nos presionan para que les paguemos más. Amenazan con vender la producción en Buenos Aires y darnos a nosotros los productores nuestra parte de la venta”, explicó un productor del Este.
Es que el modelo productivo en algunos paños de tierra en Mendoza está establecido de la siguiente forma: el 35% de la finca pertenece al chacarero, el restante porcentaje es de los productores dueños de la tierra, que son los que compran las semillas. El trabajo de la tierra y la cura de las plantas corre por cuenta del chacarero y por lo tanto también participa junto al productor de los beneficios de la venta.
Las que suben
Tomates, berenjenas, zapallito tienen sus propias subas estacionales. El factor que explica sus incrementos tiene su explicación, según Carrasco: las bajas temperaturas del clima que impera en Mendoza.
Las heladas ocasionan quemaduras en la producción local, por lo que empiezan a ser reemplazadas por la producción de provincias vecinas.
Para Carrasco es un hecho estacional que todos los años se produce y las mercaderías que vienen de otras provincias sin duda están influenciadas por el aumento del gasoil.
"No se notan en los precios finales porque están las dos mercaderías, tanto la local como de otras provincias, y estamos en una transición; en una semana más ya tendríamos precios más equilibrados; los que han subido se establecerían como base para toda la temporada”, apuntó Carrasco.
La que registró aumentos considerables en las últimas tres semanas fue la cebolla. Las lluvias constantes en territorio brasileño lograron que se les dificultara su cosecha, por lo tanto comenzaron a abastecerse en los mercados de abasto de Buenos Aires y elevaron el precio a nivel nacional de la cebolla.
“Por eso lleva más de dos meses con precios altos donde llegó a valer hasta $300 la bolsa y hoy se puede conseguir en $220”, detalló Carrasco.
La otra hortaliza que también registró subas fue la lechuga. Hace tres semanas marcó un pico llegando a tener un precio de venta de $180 el kilo en Buenos Aires.
En Mendoza, en tanto la jaula de 10 kilos se pagó entre $80 y $100, luego se levantó el precio llegando a $220 según la jaula y la variedad de lechuga.
Hoy su precio mayorista en Mendoza, y de acuerdo al listado de la Unión Frutihortícola Argentina del 5 de junio, la morada cotizó en los mercados cooperativos a $150, la caja de la repollada fue de $180, en tanto la mantecosa su precio mayorista fue de $ 250.
Al descenso
Pero no toda la producción conoce de subas. Los puesteros de los mercados cooperativos de Guaymallén y de Godoy Cruz consultados afirmaron que el termostato comercial está marcado por la oferta y la demanda y una lógica sencilla: si no hay ventas los precios bajan, aunque hay un límite.
Este fue el caso de la rúcula. Hace unos días, y contado por los productores, su precio mayorista era de $ 180 la caja de 30 unidades. Al no tener demanda, especialmente de Buenos Aires, los productores locales tuvieron que bajarla a $120, y todavía con esos valores comentaron que al presente está con muchas dificultades.