El boom de los hipotecarios se terminó. Con los últimos aumentos de tasa, más la actualización de la UVA, la liquidación de este tipo de créditos principalmente, pensados para la clase media, está en baja. Así lo admiten desde los bancos, una situación que también se replica en los créditos para ese mismo sector que tiene el IPV.
Cabe recordar que para solicitar un crédito hipotecario de $ 2 millones en UVAs a 30 años se deben disponer de ingresos netos por alrededor de $ 80.000. Es el requisito mínimo para que la entidad crediticia afecte el 25% del salario y el beneficiario sea capaz de afrontar una cuota de alrededor de $ 20.000 más intereses, que desde agosto a la fecha tuvieron un incremento de cinco puntos porcentuales, pasando del 6,5% al 11%.
Si se quiere construir y para ello tomar un crédito el precio de metro cuadrado de construcción aumentó en lo que va del año 44%, superando los $ 30 mil, algo que también pone el jaque desarrollar la propia vivienda.
Qué pasa en la provincia
Desde el año 2015 hasta la fecha, el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) ha logrado terminar 203 viviendas, con una inversión total de $ 74,7 millones, y actualmente hay ejecución otras 172 por $ 87,8 millones. Es que se trata de un programa tradicional del Instituto que fue reincorporado como una opción más, o "una alternativa viable más para aquellas familias que pueden ahorrar y cuentan con lote propio", hace relativamente poco tiempo, en el último cuatrimestre, lo que podría explicar la baja tasa, sumado a que con una inflación que a la fecha ya roza el 50%, la capacidad de ahorro de la mayoría de las familias se ha visto disminuida.
El programa resulta mucho más beneficioso que el que ofrecen los bancos, el ahorro previo es de sólo el 15% del total de la vivienda, es a tasa 0, y los pagos se integran en 36 cuotas (en UVAs y por hasta el 20% de los ingresos familiares) hasta alcanzar el valor de una vivienda de hasta 90 m3. Una vez completada la etapa de ahorro, o si se licita previamente para acortar plazos (las licitaciones son cada dos meses), la familia recibe el dinero ahorrado más un préstamo con fondos propios del Instituto por el 85% restante en tres partes, para cumplir con cada etapa de la construcción.
Pese a las condiciones más beneficiosas, de acuerdo con Damián Salamone, titular del IPV se calcula que se financiarán 200 viviendas por año, no mucho más, por "la disponibilidad de terrenos y la posibilidad de ahorro". Aunque aclaró que no habría dificultades de ampliar el cupo si se diera la situación de que se presentaran más interesados.
De hecho, según datos del IPV, a la ultima licitación solo se presentaron 4 proyectos, que se convertirán en créditos para construcción. Otra de las facilidades del programa es que, aquellas familias que no cuentan con terreno propio pueden adquirirlo mientras duren los 36 meses de la etapa de ahorro. El requisito es que al momento de que se les reintegre el dinero ya cuenten con la propiedad con posibilidades de ser hipotecada.
"Es una herramienta muy valiosa, ya que más allá de que existan programas vigentes dentro de Mendoza Construye con otras características (vivienda social, de Participación Público Privada, y Crédito para la Construcción y la Línea de Acción 2 pronta a lanzarse), en este caso se contempla que las familias puedan elegir el lugar en dónde desarrollar su proyecto habitacional y el departamento en el que van a vivir”.
Pese a ser un programa tradicional del Instituto, estuvo suspendido hasta hace cuatro meses aproximadamente, cuando se relanzó con las modificaciones que el Gobierno entendía que eran necesarias para ir hacia un plan sustentable, o hacia la "economía del ahorrista".
4.000 viviendas terminadas
En total el Instituto Provincial de la vivienda cuenta con más de 4.000 viviendas construidas y antes de terminar el año planean sumar otras 400 viviendas.
Otras 2.000 se encuentran en etapa de construcción, con plazos de construcción de alrededor de un año, y otras 2.200 están en distintos procesos licitatorios.
“Quizás el 50% de los barrios en procesos licitatorios estarán terminados para la gestión que viene, pero hemos logrado tener plazos de obra cortos (alrededor de un año), pagando en tiempo y forma, y eso nos dio la posibilidad de exigir y de evitar mayores costos que producen las moras. Evitamos el pago de gastos generales”, cerró el Salomone.