En el último mes y como resultado del vandalismo, la comuna de Junín reparó 23 garitas de colectivos ubicadas en distintos puntos del departamento; en lo que va del año, algunos de esos refugios fueron restaurados hasta cuatro veces, por lo que el municipio proyecta nuevos diseños, más robustos y sólidos.
“Los muchachos no entienden que las garitas están para su comodidad, para que no tengan que esperar el colectivo al sol, debajo de la lluvia o en medio del frío y entonces los pintan, los rompen y hasta los incendian”, dice el intendente Mario Abed, y sigue: “Hemos dado charlas en las escuelas, hablamos con ellos en las mismas paradas, con sus profesores pero parece que es imposible que entiendan”.
Abed está convencido de que los daños son ocasionados principalmente por jóvenes y por estudiantes: “No hay necesidad de que rompan las garitas porque no hay nada para llevarse, pero no entienden y entonces no tenemos otra que volver a repararlas o apelar a diseños más robustos”.
Hace casi diez años y como parte de la remodelación de la ciudad de Junín, la comuna instaló un grupo de garitas de colectivos con iluminación propia y paredes de policarbonato; un diseño moderno y vistoso, pero que no dio resultados: las lámparas fluorescentes fueron robadas y los refugios dañados e incluso incendiados.
“Repusimos los focos y reparamos las paradas muchas veces hasta que nos dimos cuenta de que no tenía sentido porque los seguían dañando”, explicó Luis Maíz, funcionario municipal, y contó que a raíz de esto, en el último tiempo se diseñaron en los talleres municipales garitas más robustas, con caños estructurales y chapas de mayor espesor.
En Junín, hay algo más de 60 paradas de colectivos con algún tipo de resguardo: las hay de ladrillos y de chapas; algunas son nuevas y otras tienen más de diez años y han resistido al vandalismo. “En algunas no hemos tenido problemas porque no hay escuelas cerca, pero a otras, como la que está en el carril Barriales cerca de la usina, las hemos reparado hasta cuatro veces en lo que va del año”, dice Maíz, y explica que esa reparación puede ir desde la pintura o la reposición de algún asiento hasta la reconstrucción completa.
Sin embargo y más allá de la existencia de decenas de garitas, en Junín continúan siendo mayoría las paradas de colectivo sin ningún tipo de refugio y por eso la sensación de impotencia resulta mayor.
“En estos días, tenemos que instalar media docena de nuevas paradas en el ingreso a algunos barrios; hay otros lugares en los que también nos piden una garita y causa mucha molestia porque no podemos cumplir con todos porque el que ya la tiene no la cuida”, agrega el funcionario.
Mirta espera el colectivo en ruta 60, en el pueblo de Philipps y mientras aguarda se cubre del sol del mediodía dentro de un refugio destruido, donde el asiento es un pedazo de chapa de bordes oxidados. “Hace tiempo que está así; a veces la arreglan, pero no dura mucho”, dice la mujer con resignación.
El costo de reparación de un refugio de colectivos varía según los daños ocasionados, pero para tener una idea de la inversión, una garita nueva le sale al municipio de Junín, unos 24.000 pesos. “Esa cifra, multiplicada por todas las que ya hemos puesto en el departamento es mucho dinero como para que la gente lo desperdicie. Ojalá que algún día aprendamos a cuidar lo que es de todos”, cerró el intendente.