"Hay varios cueveros que no están trabajando porque son grupo de riesgo, al ser mayores de 60, y otros que no aceptan presencial, entonces hacen delivery como los supermercados, pero para estar a tono con el momento son envíos sin cargo, que no se cobran", revela un cuevero.
"Mucho alcohol en gel y se intenta manipular poco el efectivo, al punto de no contarlo si no hace falta. Pagás anotando de dónde vino. Si después tu cliente te dice que falta vas y te fijas de dónde pagaste y le reclamás al que te lo dio. Eso es en confianza, porque aunque pongas a los billetes en la máquina que los cuenta, los tenés que manipular y larga polvo. Si es necesario se cuenta pero se trata de evitar", advierte el dueño de otra financiera, quien opta por hacer más delivery.
"Igual el tipo que te pide delivery sabe que le pagás menos o le cobrás más caro el bille (como denominan en la jerga a la divisa). Si son sumas grandes a lo sumo te pelea un poco el precio", agrega. Otra de las premisas dentro del sector es atender lo menos posible en la oficina, con reducción de personal.
"Con la baja de operaciones hace falta menos gente, así que los rotás o los mandás a descansar. El negocio venía medio flojo de antes, medio parado, y los días volátiles pueden ser con muchas operaciones o pocas, muy extremos. A veces los clientes esperan a que se acomode todo un poco. Cuando se pone tan movido esperan a que se tranquilice", comentan.
Ante este escenario, hay cambistas mayores de 60 años que cerraron: "No te dan punta compradora ni vendedora, no operan, es como si se fueran de vacaciones todos, algo nunca visto. Siempre te quedaba alguno dando puntas, ahora directamente te dicen no hay, no operamos. Es como cuando Guillermo Moreno los perseguía cuando era el todopoderoso secretario de Comercio Interior. Tenés algún arriesgado que se asoma y da precio, pero son los jóvenes, cuando este es un negocio de gente de más edad, los cueveros son tipos sesentones", dice un bróker que los conoce, y que vio a varias cuevas atendidas por personas con barbijo y guantes de latex color azulado, para estar a tono con el dólar que venden.
Entonces, cierran hasta algunos corretas, que es como denominan en la jerga a los mayoristas del blue, aunque otros lo llaman la casa matriz, como si se tratara de los headquarters de una multinacional.
"Es como un Basilea nuestro, es la referencia, a donde todos consultamos y te hace precios sin conocerte", confiesa un operador, que anticipa una suba mayor en el billete, de la mano del runrún que hay en el mercado, de los rumores que podría llegar a haber una devaluación del 30% en el oficial.
El analista Christian Buteler indica que, en un contexto más favorable, algo de esos pesos podrían haber ido a la Bolsa. Sin embargo, apuntó: "Pero obviamente en este contexto negativo no, y no hay muchas opciones donde derivar ese dinero, pues el contexto internacional es pésimo. Además, la Argentina rompió la poca credibilidad que empezó a crear con el default del AF20 y nadie se va a animar a invertir en bonos en dólares con la renegociación de la deuda, por lo tanto no quedan muchas otras opciones".