La crisis de ventas del sector vitivinícola provocó el cese de actividades de casi cien bodegas desde el 2010 hasta hoy. Según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), al comienzo de esta década habían 984 establecimientos elaborando vinos en el país y hoy solo hay 888 firmas en producción.
La relación entre la cantidad de bodegas activas y el comportamiento del mercado ha sido directa. De acuerdo a estadísticas publicadas por el INV, en 2010 el sector vitivinícola comercializó 12.467.392 hectolitros de vinos, sumando mercado interno y externo. Ocho años más tarde y luego de varias temporadas de retracción, el volumen de ventas se contrajo a 11.149.593 hectolitros, lo que significó una caída del 10,8% en el período analizado. Al mismo tiempo, como se planteó anteriormente, dejaron de elaborar 96 bodegas (caída del 10%). Es decir que por cada punto que cayó el mercado, cerraron nueve establecimientos elaboradores de vinos.
La caída se evidenció principalmente en Mendoza y San Juan, algo lógico teniendo en cuenta que entre ambas provincias reúnen a más del 80% de las bodegas de Argentina. Otras provincias, como Salta, Catamarca y Córdoba, lograron aumentar el número de establecimientos elaboradores, pero su participación general es baja y no alcanza a compensar la fuerte caída que sufrió la región cuyana.
Resultado por provincia
En lo que respecta puntualmente a Mendoza, las estadísticas del INV indican que en 2010 habían 703 bodegas elaborando vinos. A partir de entonces el registro comenzó a achicarse, alcanzando su punto más bajo en 2018, con 625 empresas productoras. En la cosecha 2019 se frenó la caída y de hecho se incorporó una firma a la lista de establecimientos elaboradores, llegando a un total de 626.
Sin embargo, el balance de la provincia de una punta a otra muestra una contracción del 11% en la cantidad de bodegas en producción (77 establecimientos menos). Eso no significa necesariamente que las firmas hayan desaparecido, pero sí demuestra un empeoramiento de las expectativas de ventas del sector.
En el caso de San Juan, la retracción en la cantidad de establecimientos elaboradores de vino fue del 28%. En 2010 habían 159 bodegas en esa condición y al igual que en el caso de Mendoza, a partir de 2011 el número empezó a caer, hasta llegar a 114 firmas inscriptas en 2019.
Fue diferente el caso de Salta, la tercer provincia con mayor presencia de bodegas. En la provincia norteña la cantidad de establecimientos elaboradores de vinos se incrementó de 28 a 40 en el período analizado (2010 a 2019). Lo mismo ocurrió con Catamarca, que tenía 16 bodegas elaborando en 2010 y 17 este año. No obstante, estas provincias "mueven poco la aguja" a la hora de analizar el número total.
Resultado inevitable
Aunque los números del INV son llamativos, para los referentes del sector vitivinícola la reducción de la cantidad de bodegas elaboradoras era previsible. Es que la caída de ventas que comenzó en 2010 fue tomando cada vez más fuerza a los largos de los años y el nivel de producción comenzó a achicarse. Al mismo tiempo, creció la tendencia hacia la concentración.
Así lo explicó Eduardo Sancho, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi). "Cada vez hay menos bodegas elaborando vinos y esto responde principalmente a la caída del consumo que ha sufrido la vitivinicultura en la última década. No tiene sentido mantener establecimientos activos si no hay buenas expectativas en el mercado", indicó.
"A su vez, hay que tener en cuenta que hay una tendencia hacia el desarrollo de la economía de escala, lo que se logra con mayor concentración o con asociatividad. Si ocurre lo primero, entonces es inevitable ver cierres de bodegas elaboradoras y desaparición de productores", apuntó.
Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, también atribuyó la disminución de la cantidad de bodegas activas a la larga tendencia de caída de ventas. "Venimos mal desde 2010. La baja del consumo ha sido muy fuerte y es lógico que esto se refleje en menor productividad", comentó.
De todas formas, Pina recordó que el hecho de que una bodega no esté elaborando no implica necesariamente que haya quebrado o haya cerrado definitivamente sus puertas. "Por una cuestión de costos, muchos actores del mercado deciden producir sus vinos en otros establecimientos. Con inflación y bajas expectativas de ventas, muchas veces no se justifica abrir una bodega. Sin embargo, cuando la situación mejora se puede retomar la producción", señaló.
También compartió su opinión Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este. "Hace mucho que advertimos esta situación. El achicamiento del sector se evidencia con menos bodegas en actividad, desaparición de productores y menor superficie productiva", comentó.
"Venimos cayendo con fuerza tanto en el mercado interno como en el sector externo. Si a eso le sumamos otros factores negativos, no hay otro resultado posible que el que estamos viendo. Algunas bodegas han cerrado, otras han quedado en alquiler y otras están a la espera de que la situación mejore", indicó Sosa.
“Durante muchos años la presión tributaria ha jugado un rol esencial dentro del mantenimiento de las estructuras industriales. No hemos tenido un esquema impositivo para pequeñas y medianas empresas, lo que ha hecho que muchas bodegas se vieran imposibilitadas de mantener los costos fijos que demanda su funcionamiento”, agregó.
Los referentes del sector afirman que esos son los puntos sobre los que se debe trabajar para que la vitivinicultura vuelva a crecer y las bodegas que se mantuvieron al margen vuelven a abrir sus puertas. "Llevamos muchos años pidiendo menor presión impositiva, estabilidad de precios y medidas que nos permitan reducir costos. Creemos que el acuerdo con Unión Europea obligará al gobierno a tomar estas medidas y entonces podremos volver a crecer", opinó Juan Carlos Pina.
Aun así, las expectativas inmediatas no son las mejores. Eduardo Sancho consideró que es muy probable que la tendencia negativa del mercado continúe, pese a que en los primeros cinco meses de este año se observa un crecimiento acumulado del 2,3% en las ventas de vino fraccionado en el mercado interno. "Es difícil mantener ese ritmo. Es probable que cerremos el año en baja. Necesitaríamos al menos un año continuo de recuperación para pensar en que algunas bodegas vuelvan a abrir", opinó.
Se mostró más optimista Juan Carlos Pina. El representante de Bodegas de Argentina remarcó que "la caída de ventas se ha frenado" e insistió en que la proximidad de los acuerdos de libre comercio con Europa son una oportunidad que el sector debe aprovechar la vitivinicultura.
El Este, la zona más afectada
Dentro de Mendoza hay departamentos que han perdido bodegas y otros que han incorporado nuevas firmas en los últimos años. En este contexto, los números publicados por el INV muestran con claridad que la zona Este es la más afectada por la crisis de ventas. De hecho, entre San Martín, Junín y Rivadavia se registraron 65 bajas de bodegas elaboradoras entre 2010 y 2019, casi el 85% del total de cierres.
Justo lo opuesto ocurrió en Valle de Uco, donde se sumaron 22 establecimientos en el período analizado. Nueve están en Tupungato, ocho en Tunuyán y cinco en San Carlos.
También muestran crecimiento Luján de Cuyo (tres bodegas nuevas) y Lavalle (un nuevo establecimiento). Sin embargo se registró caída en Maipú (cinco establecimientos menos), San Rafael (-8), Guaymallén (-11), Santa Rosa (-6), General Alvear (-4), Las Heras (-3) y Godoy Cruz (-1). Por su parte, La Paz se mantuvo siempre con una sola bodega elaboradora.
Mauro Sosa afirmó que la situación particular de la zona Este es notoria. "Se ven muchos productores han migrado hacia otras actividades y bodegas que han cerrado sus puertas", apuntó el gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este.
Para Eduardo Sancho, la mayor contracción de la zona Este se debe en parte a que "el achicamiento de las demás zonas vitivinícolas de Mendoza ya había ocurrido con anterioridad". A modo de ejemplo, el presidente de Acovi mencionó a Luján de Cuyo y los departamentos del sur, que "sufrieron muchos cierres en años anteriores".
Crecieron las exportaciones de vinos entre enero y junio
Las expectativas de los empresarios son moderadas para el futuro, pero al menos en el primer semestre del año los resultados de las exportaciones del sector vitivinícola fueron positivos. Según estadísticas publicadas por el INV, entre enero y junio de este año se enviaron al exterior 926.579 hectolitros de vino fraccionado, lo que significó un crecimiento del 7% en relación a igual período del año pasado, cuando se exportaron 866.258 hectolitros.
Si se analizan los resultados por tipo de vino y color, se observa un repunte en vinos varietales (los envíos crecieron 6,8%) y en vinos sin mención varietal (11,1%), mientras que cayeron 13,2% los espumosos, pero casi sin incidencia sobre el total.