Después de 50 años. “Al principio no entendía cómo la Universal pudo demorar 50 años en llevar esta historia a la pantalla. Es la mayor aventura que he tenido entre mis manos. Pero luego, cuando estábamos en el set lidiando con todo bajo nuestro presupuesto, con nuestro tiempo, entonces tristemente me di cuenta de por qué se habían tardado tanto. Había momentos en los que sentíamos que estábamos enfrentando algo imposible. Es una vida muy, muy grande”.
El espíritu de Zamperini. “Para su cumpleaños número 96 compré un gran pastel azul con su pequeña balsa amarilla. Cuando lo estaba llevando al restaurante en el que íbamos a celebrarlo me atacó una idea horrible: este es el océano donde él perdió a sus amigos. ¿Cómo irá a tomar esto? ¿Cometí un horrible error? Sin embargo le di el pastel, lo vio y tomó la aleta de un tiburón, sonrió, se la metió a la boca y se comió el tiburón primero”.
Sobre los hermanos Coen, coautores del guión de “Inquebrantable”. “Estaba muy nerviosa la primera vez que nos juntamos. Ellos eran tan amables y serviciales, tan humildes y tan sabios. Yo sentía que estaba en muy buenas manos. Necesitaba asegurarme de que la película también tuviera esa sabiduría. Lo agradable es que ellos vinieron no sólo porque los llamé, sino por el respeto que les inspiraba la historia. Vinieron, como todos los que se sumaron a esto, por Louis”.
Sobre la fotografía de Roger Deakins. “Es definitivamente el más extraordinario profesional para trabajar. Realmente queríamos hacer una película que fuera hermosa porque sabíamos que era difícil de ver. Hablamos mucho sobre películas que fueron hechas de manera accidental pero se hicieron de una manera muy clásica. Sin Roger Deakins no sé cómo habría manejado yo todas estas cosas, pero él es tan fuerte y decidido y filma de una manera muy hermosa”.