Cuánto habrá que trabajar para que Argentina cambie esa cara que dejó ayer, mucho peor que en el primer partido porque el principal problema de que la selección no pudiera superar con claridad a Irán no fue el esquema táctico planteado por Carlos Queiroz, sino la ineficacia de nuestro equipo.
Si hay algo que uno sabe a la hora de enfrentar a equipos que se meten atrás es que hay que abrir el juego, hacer cambios de frente, llevarse las marcas, moverse, dar dinámica al juego. Nada de eso fue capaz de hacer el equipo nacional.
Se jugó con el esquema que Messi y los jugadores querían y no por eso se fue más ofensivo que la semana pasada. Es más, de haber tenido enfrente a goleadores experimentados, la Argentina no habría llegado al final del partido con chances ciertas de ganarlo. Otra vez Romero se convirtió en la figura y eso, todos los sabemos, no es un buen síntoma.
Queiroz, el entrenador iraní, no ordenó marcas personales sobre Messi sino una especie de "corralito" con el que encerró sus movimientos entre 3 ó 4 de sus hombres. Estacionado en la posición de interior derecho, el "10" quedó aislado, sin dar posibilidad a que sus compañeros lo encucontraran y se vio obligado a volcarse más hacia la banda o retroceder hasta el mediocampo para encontrar espacios libres y recibir la pelota.
Higuaín nunca hizo las veces de pivot y se dejó absorber por la marca de los rivales. Agüero no sabía dónde ponerse y terminó siendo remplazado. Gago comenzó el partido como un buen pasador y lo acabó con una imprecisión compulsiva, que era por lo cual se pedía su presencia en la cancha.
De hecho, la única vez que los delanteros se movieron, dejaron un hueco en el que Messi pudo aprovechar su pegada y cambiar el ritmo del partido.
Ése es el Messi que Argentina necesita. Por ahora, la mayor parte del tiempo ha sido el mismo que se vio en Barcelona durante toda la temporada: errático, sin chispa y hasta desganado.
Los defensores acabaron expuestos a las veloces respuestas de un adversario replegado, pero animado a la hazaña, que no se concretó por tres intervenciones enormes de Romero.
Se ganó y siempre es más fácil corregir los errores cuando se gana, pero hay que corregirlos rápido. Se vienen partidos de mayor envergadura y es necesario volver a nuestras raíces. Además, habrá que archivar caprichos y dejar que el técnico haga su trabajo y los jugadores se dediquen a jugar. Hasta ahora ni el equipo que quiere Sabella, ni el que propone Messi, han servido. Quizá habrá que buscar un mix.