El perfil moderado, ecuménico, austero y de trato directo del nuevo Papa anticipa el estilo de su pontificado, señalan analistas, que destacan su compromiso con los pobres y con la ortodoxia doctrinaria.
"Lo que los cardenales tuvieron ante sí fue a un hombre que tiene su corazón anclado en Dios de una manera tan firme que nada lo pueda mover, y con una capacidad de penetración que le permite ver el fondo de los problemas", dijo el padre Alejandro Bunge, decano de la facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina (UCA). Bunge aconsejó leer atentamente la homilía de la misa que celebró Francisco ayer en la Capilla Sixtina ante los 114 cardenales que lo eligieron en cónclave en la víspera, en la que el Papa dijo que "si no nos confesamos a Jesucristo, nos convertiremos en una ONG piadosa, no en una esposa del Señor".
"Hay que poner el remedio donde está la enfermedad, y sus dotes le permiten saber cuál es el problema", dijo el teólogo Bunge, quien trató personalmente a Jorge Bergoglio.
Según Sergio Rubin, un experto en temas religiosos y autor junto a Francesca Ambrogetti del libro-entrevista "El Jesuita", sobre el Papa, "la urgencia de Bergoglio es detener la caída en que se encuentra la autoridad moral de la Iglesia después de tantos escándalos" como los de pedofilia y corrupción.
Elegir a "un referente latinoamericano y jesuita habla de la decisión del cónclave de cardenales de haber tomado nota de las causas de la renuncia de Benedicto XVI y de las cuestiones pendientes", dijo el rabino Sergio Bergman, quien aseguró que "pusieron a una persona capaz de hacer los cambios profundos".
Estimó que Francisco va a ser "un continuador de Juan Pablo II en el sentido de tomar dimensión universal y de peregrino".
Como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio aceptó la globalización pero advirtió que tiene "sus peligros" porque "no podemos renegar la cultura de los pueblos", aunque fue un tenaz opositor a las leyes de matrimonio gay y a la que permitía a los transexuales elegir género en el registro civil de Argentina.
Eso le valió la definición de ser un religioso "progresista en lo social y conservador en la doctrina", pero al mismo tiempo impulsor del diálogo interreligioso.
Rubín sostuvo que "en su momento Bergoglio se rehusó a recibir a una delegación del Fondo Monetario Internacional y promovió la presencia de los curas en las villas de emergencia", yendo él mismo a menudo a oficiar misa a esos barrios precarios.
Bunge desestimó la definición de "conservador" al señalar que "como lo hace Bergoglio, la Iglesia tiene que salir al encuentro del hombre, y no hay nada más conservador que no salir al encuentro del hombre."
"Hizo un trabajo ecuménico e interreligioso que le da una experiencia en el diálogo, lo que lo hace un muy buen mediador y referente para el mundo", añadió a su vez el rabino Bergman al resaltar otra de las características del papa, el primero que proviene de América latina.
De su lado, el premio Nobel de la Paz (1980), el argentino Adolfo Pérez Esquivel, dijo esperar que el papa Francisco "pueda trabajar por la justicia y paz más allá de las presiones y los intereses de las potencias mundiales".