El robo de un fragmento de un fresco que representaba a los dioses de la mitología griega Apolo y Artemisa en Pompeya, la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79, generó indignación en Italia, por el abandono en que se halla uno de sus mayores tesoros arqueológicos.
El robo ocurrió en una zona cerrada al público, en la llamada Casa de Neptuno, donde el sistema de vigilancia es menor.
El fragmento, de 20 centímetros de diámetro, fue arrancado con un cincel, explicó la superintendencia arqueológica de Pompeya, que estima que el fresco fue gravemente dañado.
La pintura de tonos rosados, que decoraba los muros de la antigua residencia, aparece ahora con un círculo blanco. El robo fue descubierto el 12 de marzo pasado por un vigilante, pero se mantuvo en secreto a pedido de los investigadores, que están interrogando a todo el personal encargado del complejo arqueológico.
El profesor Umberto Pappalardo, experto en arqueología, descartó que se trate de un robo realizado por expertos con el objetivo de vender la pieza en el mercado internacional."Fueron delincuentes locales. Vender esa pieza va a ser muy difícil", sostuvo el experto.
El nuevo superintendente de Pompeya, Massimo Osanna, aseguró que se "han puesto en marcha" todos los mecanismos para buscar la pintura y que se ha reforzado la vigilancia del parque.
Las condiciones en que se encuentra el inmenso parque arqueológico, que en los últimos años ha registrado varios derrumbes y desmoronamientos, han sido tildadas de "una vergüenza" para Italia por el diario Il Messaggero.
Las célebres ruinas, entre los lugares turísticos más visitados de Italia, permitieron a los historiadores tener un cuadro exacto de la vida romana durante el siglo I.
Según Andrea Marcucci, presidente de la comisión Cultura del Senado, "Pompeya está muriendo por negligencia y burocracia".
El robo del fresco suscitó indignación también fuera de Italia.
Para la comisaria europea de la Cultura, Androulla Vassiliou, se trata de un hecho "realmente triste", porque han robado "un patrimonio inestimable que pertenece a todos, a los italianos, a los europeos y sobre todo a las generaciones futuras", lamentó.
Desde hace tres años se han registrado desmoronamientos en el sitio provocando fuertes polémicas con el gobierno central por la falta de mantenimiento.
Pese al alto nivel de preparación de sus arqueólogos y restauradores, Italia no logra elaborar proyectos que sean aprobados por las autoridades europeas, debido en buena parte al caos burocrático, que impide elaborar respuestas eficaces.
A inicios de marzo, el ministerio de Cultura italiano autorizó desbloquear fondos por dos millones de euros para recuperar y mantener el parque. El primer ministro italiano Matteo Renzi pidió hace dos semanas al sector privado que intervenga con ayuda financiera, sin obtener hasta ahora respuesta.
Según el diario Il Corriere della Sera, uno de los problemas más complejos es crear y poner en práctica proyectos de restauración arqueológica que respeten los criterios exigidos por la Unión Europea y logren evitar los problemas burocráticos. De los 105 millones aprobados para recuperar Pompeya, entre ellos 40 millones aportados por la Unión Europea, sólo han sido empleados 588.000 euros, es decir el 0,56%.